vitoria - “Ha sido una pasada”. Las primeras palabras de Eneko Llanos tras ser profeta en su tierra denotaban la inmensa alegría que le invadía a un triatleta que, a sus 42 años, sigue al pie del cañón. El de ayer fue uno de los días más especiales en su carrera por conquistar el triunfo en el Ironman en casa delante de los suyos y un público gasteiztarra que le ayudó en los momentos más difíciles, como el mismo reconoció. “La gente ha estado empujando todo el día, especialmente en la carrera a pie. Ha sido llegar a la calle Olaguíbel y bajar por Fueros y vamos... un pasillo de gente impresionante. Luego la carrera a pie he sufrido, pero el ánimo del público y los amigos me han llevado en volandas”, enfatizó un guerrero que se sacó la espina de la amarga medalla de plata del Mundial de 2012 celebrado también en la capital alavesa.

A su juicio, en días como ayer “no se puede pedir más” y no tuvo reparos en recalcar que “es una de las victorias más emotivas de mi carrera”. Conservo el recuerdo del Mundial que fui segundo y la experiencia fue maravillosa. Hoy ha sido recordar todo aquello, pero esta vez con victoria. Le dedico la victoria a mis padres, a mi familia, a mis hermanos, mis amigos y a todo el público por volcarse en el triatlón. Han hecho que esto sea una fiesta”, desgranó.

Llanos admitió “un bajoncillo en la segunda vuelta de la maratón” que, sin embargo, no pasó a mayores. De hecho, fue incrementando su renta en el último segmento a un ritmo de vértigo. “He recuperado bien, cuidé bien la alimentación y me he hidratado para arrancar luego otra vez. En la tercera vuelta he cogido buen ritmo y en la cuarta no he desfallecido. Tenía muchas posibilidades de bajar de las ocho horas y me hacía mucha ilusión hacerlo aquí en casa en el Ironman. He apretado un poco más y los últimos kilómetros han sido de disfrute con la gente, corresponder en la medida de la posible el cariño que he recibido”, explicó el vitoriano, orgulloso básicamente por su notable crono en la línea de meta.

“Al final, las marcas dependen del clima. En la bici ha hecho un poco de viento, pero han salido tiempos rápidos. La carrera de pie he empezado a buen ritmo, no he acabado tan fuerte como he empezado. He mirado el cronómetro un par de veces y he visto que era posible. Bajar de ocho horas es un poco simbólico en nuestro deporte y lo he conseguido. Hasta ahora, tenía 7 horas 59 minutos, entonces es bonito para mí”, confesó.

Cuestionado sobre si todavía posee cuerda para rato, el protagonista no alberga ninguna duda. “Aún tengo ganas, los resultados me acompañan y el rendimiento es bueno, incluso mejor que algunos años atrás. Mientras haya ganas seguiré, pero a los 42 años tampoco me queda mucho”, aclaró Llanos, cuyo próximo desafío será el Ironman de Hawai en octubre. “Quiero recuperarme bien para afrontarlo con garantías. El nivel de la prueba es altísimo, hay otras condiciones meteorológicas más duras y el objetivo será estar ahí peleando y hacer una buena carrera”.