LA Copa América, el torneo más antiguo del mundo, arrancó allá por julio de 1916 como parte de los fastos que sirvieron para conmemorar el centenario de la independencia de Argentina. Lo ganó Uruguay, ese pequeño país pegado a la desembocadura del río de la Plata. Con apenas 3,5 millones de habitantes, desde entonces no ha cesado de parir talentos futbolísticos al amparo de su legendario espíritu competitivo. Los charrúas lideran el ranking de títulos y vuelven a entrar en la nómina de favoritos. Sin embargo, el torneo que arranca esta madrugada en el Morumbi de Sao Paulo con el Brasil-Bolivia y terminará el 7 de julio con la gran final en Maracaná está mediatizado por la nueva tormenta desatada por Neymar, el gran ausente por lesión, y el desafío pasional que envuelve a Lionel Messi.
La ausencia de Neymar, paradójicamente, aumenta la presión sobre Messi, probablemente el mejor futbolista de todos los tiempos y sin embargo un dios menor para los argentinos, sobre todo si se le compara con Diego Armando Maradona, elevado a los altares por su virtuosismo con el balón y capacidad de liderazgo en el Mundial de México 1986, donde la Albiceleste logró su segundo campeonato mundial y el Pelusa quitó muchos complejos a sus paisanos con sus memorables goles a Inglaterra, una venganza al menos moral por la Guerra de las Malvinas.
En cambio Messi, que cumplirá 32 años durante el torneo, se ha labrado una leyenda inconmensurable en el Barça y en el fútbol europeo. Tiene además cinco Balones de Oro pero, ¿qué le ha dado a la Argentina?
Eso sí. Ganó dos títulos menores, como el Mundial Sub’20 de Holanda 2005 y la medalla de oro con la Sub’23 en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Pero con la selección absoluta solo colecciona frustraciones, porque en eso quedan los subcampeonatos logrados en el Mundial de Brasil 2014, perdiendo además en la prórroga frente a la selección alemana; la Copa América Centenario 2016 y las Copas Américas de Chile 2015 y Venezuela 2007.
Messi es el máximo goleador histórico de Argentina, y eso no deja de ser otro dato anecdótico.
Messi llega al torneo con otra Bota de Oro en sus vitrinas y en forma, lo reconoce, porque se ha dosificado durante la temporada. Pero también con una confesada frustración después de la goleada en Anfield ante el Liverpool (4-0) que le apartó abruptamente de su gran objetivo, la Liga de Campeones, y la derrota en la final de Copa con el Valencia. Ahora tiene la oportunidad de la revancha, y además con su reto más íntimo, liderando la selección argentina.
Pero la Albiceleste llega al torneo envuelto de incógnitas y dirigido por un técnico joven y sin apenas currículo. Lionel Scaloni, quien fuera jugador del Mallorca o Deportivo, no tiene contrato más allá de la Copa América y su único aval reseñable es la confianza que ha depositado en él otro mito del fútbol argentino, César Luis Menotti, referente del otro Mundial ganado por Argentina, en 1978.
Aunque Scaloni ha querido dar oportunidades a una nueva hornada de futbolistas, finalmente ha tenido que recurrir a Sergio Kun Agüero como el mejor aliado de Messi.
el año negro de neymar Sin duda la gran favorita es Brasil, porque juega en casa y tiene unas pausas consolidadas a las órdenes de Tite. Falta Neymar, que también estaba llamado a resarcirse, y no podrá, de una carrera de frustraciones, en el pasado Mundial de Rusia o con el PSG, donde no ha podido convertirse en el rey de Europa y siente que el joven Mbappé le ha sobrepasado por el flanco izquierdo.
En su nefasto año se cuenta el fracaso en la Champions, una agresión a un aficionado que le dijo que no sabía jugar al fútbol cuando se disponía a recoger la medalla de subcampeón de la Copa de Francia tras perder con el modesto Rennes, un ambiente insano y hasta la pérdida de la capitanía de la canarinha, que Tite entregó a Dani Alves. Y lo más, grave. Una denuncia por haber violado a una joven en un hotel de París el pasado 15 de mayo y la enorme polémica posterior.
El pasado 5 de junio, durante un partido amistoso ante Catar en Brasilia, Neymar sufrió la rotura de un ligamento del tobillo que le ha dejado fuera de la Copa América. En cierto modo ha sido un alivio para el colectivo, con los medios de comunicación encima al socaire del morbo provocado por la presunta violación y la policía entregando citaciones ante el juez.
Tite cubrió la baja de Neymar con William, el bullicioso extremo del Chelsea y en la selección brasileña ya solo se respira fútbol, la ambición por recuperar el abolengo perdido y conseguir un título que Brasil tan solo ha conseguido en ocho ocasiones, casi la mitad que Uruguay.
Berizzo con paraguay También será un bonito desafío para Eduardo Berizzo, que retomó la carrera tras su fracaso en el Athletic, donde fue cesado el pasado 4 de diciembre. En febrero se hizo cargo de la selección de Paraguay, un equipo que desde luego no está entre los favoritos. Como tampoco lo está Chile, campeón de las dos últimas ediciones (y los únicos trofeos que ha conquistado), ausente del Mundial ruso y dirigido por el colombiano Reinaldo Rueda, un hombre que no levanta precisamente pasiones. El portugués Carlos Queiroz apenas lleva cuatro meses al mando de Colombia y es una incógnita. No es el caso de Uruguay, con ilustres veteranos (Godín, Cavani o Luis Suárez) y ese gen de los campeones.
Uruguay 15 1916, 1917, 1920, 1923, 1924, 1925, 1935, 1942, 1956, 1959, 1967, 1983, 1987, 1995 y 2011
Argentina 14
1921, 1925, 1927, 1929, 1937, 1941, 1945, 1946, 1947, 1955, 1957, 1959, 1991, 1993
Brasil 8
1919, 1922, 1949, 1989, 1997, 1999, 2004 y 2007
Paraguay 2
1953, 1979
Perú 2
1939 y 1975
Chile 2 2015 y 2016
Colombia 1 (2001)
Bolivia 1 (1963)
Ecuador 0
Venezuela 0