SACRAMENTO - Jon Rahm arrancó su cuarta participación en el US Open con un nivel de juego notable, pero con un sabor agridulce ya que mereció una vuelta más baja que ese dos bajo par que en el turno matinal en Pebble Beach le dejó a tres golpes del liderato provisional que ocupaban Rickie Fowler, Xander Schauffele y Louis Oosthuizen y metido en un grupo de ilustres dispuestos a poner alto el listón desde el principio. Al cierre de esta edición, aún quedaban por jugar todos los jugadores del turno de tarde, entre ellos Brooks Koepka y Tiger Woods, en el precioso enclave californiano, que celebra este año su centenario, pero el de Barrika pudo al menos romper su mal racha de los últimos torneos y volver a firmar una ronda en positivo.
En una jornada ideal para jugar al golf, con una ligera brisa del Pacífico y una temperatura que fue subiendo con el paso de las horas, no pudo empezar mejor Rahm ya que se anotó tres birdies en los tres primeros hoyos, que para él fueron el 10, el 11 y el 12. Un putt desde once metros le permitió descontar por primera vez y parecía anunciar que el putt iba a ser un arma con la que domar al campo. El vizcaino llegó a compartir liderato durante tres hoyos con Scott Piercy, que había arrancado con tres birdies y un eagle en los seis primeros hoyos antes de cometer un doble bogey.
Ese inicio invitaba a soñar con una vuelta espectacular, pero las cosas empezaron a torcerse alrededor de las banderas. Rahm, sin demasiados apuros, cogió calles y greenes en regulación en número suficiente para dejarse oportunidades que se le fueron escapando por muy poco. Por ejemplo, en el 16 el putt de birdie se le fue por milímetros y avanzó el primer problema del día. En el par 3 del 17 su salida fue a una zona de rough complicada y le quedó un putt de unos cuatro metros que le hizola corbata para anotarse el primer bogey.
último birdie Su reacción fue inmediata en el 18, un par 5 que jugó cercano a la perfección y llegó a tirar para eagle. Acabó la primera mitad de su recorrido con su cuarto birdie y un -3 esperanzador que no encontró continuidad en los segundos nueve hoyos, que en teoría eran más asequibles. Sin embargo, la efectividad con el putt cayó en esta parte del campo hasta hacer brotar en Jon Rahm algunos gestos de disgusto por no poder rematar la faena. Así, en el 1 su bola volvió a hacer un quiebro al hoyo cuando buscaba su quinto birdie. En el 2, fue de bunker a bunker y estuvo cerca de hacer birdie desde la arena.
Con el Top 10 cada vez más exigente, el de Barrika no pudo enganchar otra buena racha. En el 5, su gran hierro de salida le dejó un putt factible de birdie que hay que apuntar en su debe. Y es que en el siguiente hoyo, un par 5 al que había que ganar, se le juntaron el hambre y las ganas de comer para sumar su segundo bogey. Su salida fue perfecta, pero su golpe de aproximación acabó fuera de límites y le cargó con una penalidad. Aún así, tuvo la posibilidad de salvar el par, pero de nuevo el putt tocó el borde de la cazoleta sin entrar y se marchó con la sensación de haber perdido dos golpes.
Quedaban los tres últimos hoyos de Pebble Beach, entre ellos ese 7 abrazado por los acantilados de la península de Monterrey, para acercarse de nuevo a la cabeza, pero la inspiración en los greenes ya había desaparecido y Jon Rahm no pudo más que cerrar con tres pares una jornada que le pudo saber a poco. Hoy saldrá en la madrugada de Euskadi dispuestos a recuperar el terreno perdido y lo hará empatado con Sergio García, que dio síntomas de recuperación en su juego tras siete cortes seguidos fallados, y con el catalán Adri Arnaus, excelente en su debut en un major.