En 2013 Pablo Berasaluze abrió una racha que aún perdura. Devolvió a la pelota vizcaína a una final del Parejas en un momento de urgencia para la mano dentro del territorio histórico, necesitada de referentes que despertaran la ilusión entre los aficionados y ejerciera de gasolina para que la llama de las categorías inferiores prendiera en nuevos valores. Hace seis años fue la primera y desde entonces siempre ha habido un vizcaíno peleando hasta el último día por la txapela. La siguiente generación cogió el relevo con fuerza y una nueva hornada consiguió asentarse en la primera línea. Andoni Aretxabaleta, en 2014, y Mikel Larunbe, en 2017, no pudieron disfrutar de la gloria, algo que sí que hizo Mikel Urrutikoetxea en 2016 junto a Aimar Olaizola. Los mismos pasos que su vecino zaratamoztarra quiere seguir Danel Elezkano. El delantero de Aspe repite compañero, Beñat Rezusta, y también final por segunda edición consecutiva. Mañana ante Iker Irribarria y José Javier Zabaleta alargará la racha vizcaína en las finales e intentará también aumentar el palmarés del territorio.

“Veo todo más igualado”

Andoni Aretxabaleta no pudo tardar menos en conocer lo que es la final del Parejas. En su primer intento peleó por la txapela junto a Aimar Olaizola. Sin embargo, no logró vencer y desde entonces los problemas físicos no le han dejado tener una continuidad. En este campeonato también una lesión le dejó fuera de juego, pero pudo ver el nivel de los dos binomios que se enfrentarán mañana en el Bizkaia. “Igual hace dos semanas me decantaría un poco más por Irribarria y Zabaleta, pero ahora veo todo más igualado”, comenta el markinarra, que quiere dar valor a la actuación de Elezkano: “No le voy a quitar ni un mérito a Rezusta porque sé todo lo que juega, es una barbaridad. Pero Danel también está ahí. Hay que saber elegir pelota y terminar y en el último partido demostró que sabe hacerlo”.

El markinarra es uno de los valores de la última gran hornada de pelotaris vizcaínos. “Danel, Larunbe y yo somos de edad parecida. Prácticamente desde infantiles hemos sido contrarios. Eso nos ha favorecido a exigirnos más”, cuenta. Lucha intensa desde el primer día, fortaleza lograda a base de palos. “Había mucho nivel en nuestra época y mas de una vez me llevé unos grandes repasos. Eso hacia que tuvieras que trabajar más y a la hora de debutar nos ha venido bien”, añade.

“Es bueno para todos que haya finalistas vizcaínos”

Mikel Urrutikoetxea es el vizcaíno que más acostumbrado está en los últimos tiempos. Conoce a la perfección la liturgia de los días decisivos y cree que la derrota del año pasado puede ayudar a Elezkano. “Siempre se aprende de las finales y de los partidos de responsabilidad. La final de 2018 sirve para aprender para la siguiente. La final es parecida, porque los finalistas son los mismos, quitando a Irribarria. Cada momento es distinto y Danel tendrá ganas de quitarse lo que te deja perder una final”, opina Urrutikoetxea.

El pelotari de Zaratamo es uno de los principales culpables del salto cualitativo que ha experimentado la pelota vizcaina: “Que haya finalistas vizcaínos es bueno para todos: para la afición, parta los pelotaris que vienen de abajo, para que haya referentes... Espero que de aquí en adelante haya más”.

“Le veo bastante tranquilo”

Uno de los pelotaris que más cerca está de Elezkano es Larunbe. Compañeros de club en las categorías de formación, los dos han ido creciendo hasta llegar a las finales de Primera. “Estuve el otro día con él. No hablamos mucho de la final porque yo también se cómo son estos días, pero le veo bastante tranquilo. La experiencia del año pasado le va a venir muy bien”, explica el zaguero de Galdakao.

Larunbe considera que Elezkano está “mejor que el año pasado”. El zaratamoztarra no para de crecer año a año y ya está plenamente instalado en los campeonatos de Primera. “El año pasado hizo un gran campeonato y este le veo todavía mejor. Está cogiendo muchísima regularidad a un alto nivel, algo que no es nada fácil”, expresa el galdakoztarra, que al igual que sus compañeros vizcaínos ve una final igualada y espera que en esta ocasión la txapela se quede en Bizkaia y, sobre todo, en la casa de un amigo.