Vitoria - Por todos es sabido que la profesión de entrenador siempre entraña un alto riesgo en cualquier modalidad deportiva. Cuando vienen mal dadas, el recurso fácil consiste siempre en prescindir del director de la nave. Muchos presidentes de gatillo fácil adolecen, a menudo, de paciencia y cortan por lo sano sin madurar la decisión. Siendo ello una obviedad incontestable que no variará en el futuro, lo sucedido esta campaña en la Euroliga roza ya el surrealismo. No en vano, prácticamente la mitad de los dieciséis participantes han aplicado la cirugía al banquillo en busca de una reacción que, en la mayoría de los casos, no se ha producido.
El último en caer el pasado lunes fue Georgios Bartzokas, que se tambaleaba en el Khimki desde hacía meses y finalmente ha ingresado en la lista del paro pese al atenuante de no haber podido contar con sus dos mejores jugadores, Shved y Gill. Antes del griego, pasaron por la guillotina otros seis compañeros en una sangría que no tiene muchos precedentes en la máxima competición.
Las hostilidades se desataron precisamente en las oficinas del Buesa Arena con Pedro Martínez como damnificado. El pasado 16 de noviembre fue despedido por el Baskonia tras la hiriente derrota en Podgorica ante el Buducnost. Velimir Perasovic ocupó la plaza del técnico catalán. El club vitoriano es el único que puede dar por bueno el cambio, ya que actualmente se encuentra en posiciones de Top 8 y su solvencia ha mejorado de forma ostensible pese a la plaga de lesiones.
Sin embargo, no pueden decir lo mismo los restantes equipos que buscaron un nuevo impulso con la apuesta por otro técnico. Acaso el americanizado Maccabi de Giannis Sfairopoulos, relevo de Neven Spahija, sea el otro conjunto que ha disparado su cotización con el paso de las semanas. Así lo atestiguan sus contundentes victorias ante el CSKA o el Barcelona.
Sin embargo, el resto de involucrados aún aguarda los efectos positivos de una determinación tan drástica. El Gran Canaria destituyó a primeros de diciembre a Salva Maldonado, pero quien fuera su ayudante Víctor García no ha sido capaz de extraer más jugo a una plantilla insuficiente para competir ante los equipos más poderosos del Viejo Continente. Más de lo mismo le ha sucedido al penúltimo clasificado y al farolillo rojo. El Buducnost y el Darussafaka siguen hundidos pese a la llegada de Jasmin Repesa y Selcuk Ernak en lugar de Aleksandar Dzikic y Ahmet Caki, respectivamente.
El díscolo Dimitris Giannakopoulos, que no podía ser menos que otros presidentes y con un larguísimo historial de excentricidades a sus espaldas, también vio en Xavi Pascual al gran culpable de los males de su Panathinaikos. El técnico griego fue destituido el 20 de diciembre, aunque lo que causó verdadera sorpresa fue la identidad de su recambio: Rick Pitino. Este mito de los banquillos estadounidenses, futuro integrante del Salón de la Fama, tampoco ha sido capaz hasta la fecha de colocar a los griegos en puestos de Top 8.
Zeljko Obradovic (Fenerbahce), Pablo Laso (Real Madrid), Dimitris Itoudis (CSKA), Ergin Ataman (Efes), David Blatt (Olympiacos), Svetislav Pesic (Barça), Dejan Radonjic (Bayern), Simone Pianigiani (Armani) y Sarunas Jasikevicius (Zalgiris) son los únicos que se mantienen intocables hasta la fecha.