El Abierto de Australia destapa la caja de los Grand Slams del tenis que esconde una gran pregunta: ¿Se asistirá este año al definitivo cambio generacional? Con Andy Murray en retirada por culpa de las lesiones, Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer no creen haber dicho aún su última palabra, aunque cada vez vayan a dosificar más sus apariciones. El serbio, que quiere defender el número 1 del mundo todo lo que pueda y, por boca de su equipo, ha declarado su intención de lanzarse al asalto de los cuatro grandes en el mismo año, ya ha dejado un mensaje antes de que arranque esta próxima madrugada en Melbourne el que se conoce como el Happy Grand Slam: “Creo que mucha gente están esperando ya que consigan derribar esa puerta y puedan triunfar en los grandes. Pero no es la primera vez que ocurre y veremos si este año pueden desbancar al Big Three”.

Djokovic aparece como el gran favorito para el título por delante del defensor Roger Federer, que podría encontrarse en la semifinal con Rafa Nadal. Como quiera que el suizo se ha declarado “sorprendido”, se supone que para bien, por su estado de forma actual, es el balear la gran incógnita antes de debutar mañana contra el estadounidense James Duckworth. El de Manacor ha comentado que se ha podido entrenar sin dolores tras su abandono en Brisbane por un problema en el adductor, pero no ha competido casi desde septiembre. Por eso, como tantas veces, su reto es superar la primera semana para coger el ritmo necesario y tener opciones ante los grandes rivales. “Sigo siendo una persona positiva que piensa que puede salir de cualquier situación, que puedo arreglarlo”, comenta Nadal sobre su condición física y sobre sus aspiraciones de seguir siendo competitivo “y pelear por esas metas que tanto me apasionan”. Y como ejemplo de que está lejos de acomodarse es que ha variado su técnica de servicio para buscar más potencia y tratar de dominar los puntos desde el primer golpe.

El guante de Djokovic iba dirigido a los Zverev, Coric, Khachanov, Tsitsipas, etc, todos esos veinteañeros que dejaron buenas señales a finales del año pasado. Por de pronto, el alemán, ganador de las Finales ATP ante el serbio, sufrió un fuerte esguince de tobillo hace unos días y su concurso al mejor nivel en el Abierto de Australia es dudoso.

En el circuito femenino, el primer Grand Slam del año muestra una fotografía previa parecida, que ya se viene prolongando de un par de años para aquí. No hay una jugadora que domine con mano de hierro y, de hecho, diez jugadoras pueden aspirar al número 1 del mundo en el Abierto de Australia o en el primer tercio del año. De momento, no está entre ellas Garbiñe Muguruza que se pone el objetivo de “volver al nivel top”. “Nadie se pone más expectativas que yo misma, pero ahora lo que quiero es poder encadenar partidos y sentirme bien en la pista. El ranking y todo eso vendrá por si solo”, afirma la vasco-venezolana antes de debutar el martes ante la china Saisai Zheng en un Grand Slam en el que los cuartos de final de hace dos años en su mejor resultado.

Muguruza marcha por la misma parte del cuadro que Serena Williams, Karolina Pliskova o Simona Halep, que ha empezado el año sin entrenador, aunque la número 1 del mundo sabe que esa situación no puede prolongarse mucho tiempo. Nadie descarta a Serena como candidata al título ya que los expertos la ven en mejor forma que el año pasado cuando, aún así, jugó las finales de Wimbledon y el US Open. En la otra mitad del cuadro femenino están la campeona de 2018 Caroline Wozniacki, Angelique Kerber o Naomi Osaka, que tiene el reto de demostrar que su victoria en el US Open no fue casualidad.

Por otro lado, Lara Arruabarrena afrontará un difícil debut ante la francesa Alize Cornet. La tolosarra quiere subir puestos en el ranking y para ello tendrá que repetir al menos lo que logró en el curso pasado cuando superó la primera ronda en los cuatro grandes. Si lo hace en Melbourne podría verse en segunda ronda con Venus Williams.