El verano es primavera en el mundo pelotazale. En el profesionalismo manista, compuesto por Aspe, Asegarce y algunas operadoras que se dedican a ofertar festivales fuera del circuito de la Liga de Empresas, se reverdece el pasto: crecen las citas, los pelotaris no paran y es un buen territorio para que el neófito encuentre su propio lugar, que diseñe su identidad, a veces desdibujada por la áspera sobriedad del invierno, más industrial y tremendamente resultadista. En el verano nace la alegría, el sol y las tardes de pantalones cortos. El verano tiene aroma a viveza y espectáculo de puntilleros. El verano se acomoda a las necesidades de los municipios y a un calendario atestado, en el que prima la emoción sobre el resto de cosas. Pero el verano se juega también en femenino. Lo reconoce Leire Etxaniz, campeona del Emakume Master Cup del Cuatro y Medio y del Parejas en las dos ediciones disputadas: “He tenido entre veinte y treinta partidos durante los meses estivales”. Las puertas están abiertas de par en par. Es el momento. El camino que emprendió el club Txokoan de Larrabetzu, al que se sumaron mujeres de otros lugares con su pequeño grano de arena, que no es más que coger una pelota goxua y acudir a un frontón, cristaliza en una gran cosecha morada manista. “Sin ser una de las pelotaris que más juega, he disputado al menos 14 partidos. Incluso, competimos en Aste Nagusia de Bilbao, que es algo que jamás había imaginado”, define Gentzane Alday. Su debut fue en la jaula de la pasada campaña. Encontró la llave. No hay barbecho que valga.
“Hay compañeras que están teniendo hasta tres festivales por semana. Eso es mucho”, determina Alday, que descubrió una nueva óptica al retomar la senda hacia el frontón. “No sabía que existía este mundo. Hace un año ni me lo imaginaba. Vine de forma inconsciente, pero vi a gente que jugaba muchísimo. Hay mucho nivel”, desgrana la deportista de Orozko, quien pasó por el mundo del fútbol antes de recuperar su pasión por la pelota. En el Laboral Kutxa Emakume Master Cup del Cuatro y Medio comienza su segunda campaña. “Tengo más ganas y más experiencia. Era la única pelotari de Orozko y me creía la única del mundo, porque a mi alrededor no veía manistas. Lo dejé por el fútbol. Llevo un año entre grandes pelotaris y estoy más entrenada”, manifiesta Alday.
Por su parte, la referencia Leire Etxaniz desgrana que el nivel “está aumentando” en la misma medida en la que se añaden nuevas contendientes al tapete. La de Etxebarria, junto con la usansoloztarra Patri Espinar o la delantera de Gautegiz-Arteaga Olatz Arrizabalaga, es una de las más solicitadas. “El volumen de partidos es mayor por los campeonatos”, cuenta la zaguera. Así, el verano fue fructífero: Leire jugó torneos en Burlata, Getaria, Añorga y Bergara. Los ganó todos. “Estos meses hemos visto cómo ha crecido la categoría de las rivales”, remata.
la ‘jaula’ y el material En cualquier caso, la construcción de la actividad manista femenina comenzó con unos cimientos potentes: las propias mujeres. El Laboral Kutxa Emakume Master Cup, tanto el Parejas como el Individual, llegó para llenar una necesidad. “En 2017 contamos con ochenta participantes y nuestra intención es mantener el número”, desbroza Iker Amarika, director técnico de la competición, que en octubre volverá a echar a volar el Cuatro y Medio. Se espera la presencia de la mexicana Daniela Vargas, así como de manistas catalanas, aragonesas y valencianas.
La fase de inscripción dura hasta el 7 de octubre. “Nuestra idea es que las dos categorías se desarrollen en siete jornadas y que los choques preliminares se celebren en Bizkaia. Las semifinales y la final, previstas en la primera quincena de diciembre, serán en Amezketa y Azkoitia, respectivamente”, recita el larrabetzuarra. Zalla y Lemoa son sedes ya cerradas para las fechas iniciales.
Asimismo, la organización sigue trabajando para adaptar el material. “Estamos haciendo pruebas para adecuar la suavidad de la goxua con la viveza de la mixta”, agrega Amarika. Además, están testando la opinión de las protagonistas. “Tengo claro que es mejor jugar con la goxua. Para poder jugar con la mixta, tendríamos que entrenar todo el año con ella. A mitad de partido, se puede fastidiar la mano”, define Etxaniz. Alday, por otro lado, analiza que “no me importaría pasar a la mixta por la exigencia física que tiene, pero también es un material que puede generar muchas lesiones. Puede ampliar el espectáculo, pero muchas pelotaris podrían sufrir de manos. Si viviéramos de ello, a la mayoría no nos importaría tener mal de manos”.