Lo asumo, lo acepto, no me duele en prendas reconocerlo: nunca podré batir el récord del mundo de maratón. Ni a pie ni en coche. Y lo acepto por una simple razón: no por ser blanco, ni por ser zurdo, sino por el mero hecho de tener dos piernas descoordinadas de por sí, que se llevan mal entre ellas desde pequeñitas y acostumbran a tropezarse en cuanto la velocidad supera los 4 kilómetros por hora. Es el sino del descoordinado, del que hace el salto de la rana como si de un doble mortal con pirañas se tratara, del que sus articulaciones enemistadas son capaces de bailar a diferente son, entre bachata y tango, incapaces de enderezar el rumbo hasta provocar el mayor de los ridículos. Desde mi incapaz y endémica descoordinación no puedo más que alucinar en colores ante la prodigiosa hazaña protagonizada el domingo por un señor negrito, más bien negrazo, delgado, más bien delgadísimo, terrestre, más bien extraterrestre, que osó en Berlín dar un paso para el hombre y un gran salto para la humanidad. Presenciar los últimos 200 metros de Eliud Kipchoge en su batalla contra sí mismo resulta un placer inmenso para la vista, incluso cansada o aquejada de presbicia. Supera, osado de mí, en belleza plástica al insinuante desfile de los ángeles de Victoria´s Secret, en un contorneo articulado de miembros digno de ser retratado. Kipchoge luchaba contra la historia, contra lo imposible, cada vez más posible, acercando al ser humano a una barrera mítica otrora inabordable. ¿’Ande’ andarás, Eliud? ¿’Ande’ llegarás? ¿Qué desayunas? Kipchoge derrotó el domingo en los medios informativos a la Liga, a los goles de Ronaldo y a la madre que parió a Panete. Tamaña afrenta sólo puede entrar en el capítulo de los cuasi imposibles. Sólo falta ahora que algún político de turno de los que pagamos entre todos exija a Kipchoge el máster en grandilocuencia para dar validez a su gesta. Increíble si no resultara creíble. Increíble fue verle en acción en los metros finales, esprintando, y cruzar la meta, y aplaudir, y seguir corriendo, y levantar los brazos, y pegarse golpes en la cabeza, y abrazarse con un señor primo de un amigo suyo de Cuenca que pasaba por allí. ¿’Ande’ correrás, Eliud? Increíble resultó su gesto, increíble resultó su gesta, increíble resultó su registro? 2 horas, 1 minuto, 39 segundos? Lo que un servidor tarda en ir a Valladolid en coche, este extraterrestre cubre a pie la distancia entre Gasteiz y Haro. Que aprenda RENFE con las comunicaciones entre Extremadura y Madrid? Si increíble resultó el desenlace, increíbles resultaron la introducción y el nudo. Analizar los pasos por kilómetro y los parciales cada 5.000 metros suponen un canto a la perfección matemática. Kipchoge recorrió cada kilómetro entre los 2’36’’ -como registro más veloz- y los 2’57’’ -como el más ¿lento?-. Señores, seamos serios: menos de 3 minutos es el tiempo justo para ir al baño y volver, no para recorrer 1.000 metros. Sus parciales en los 5.000 metros oscilan entre los 14’18’’ y 14’37’’, mientras que los últimos 2.195 metros los cubrió en 6’8’’. Kipchoge no salió de marcha la noche anterior, parece más que evidente. ¿’Ande’ llegarás, Eliud? Kipchoge ‘mató’ tres liebres hasta el kilómetro 26 y desde ahí y hasta meta, más solo que un extraterrestre solo. Kipchoge batió el récord del mundo, batió a la Liga y batió a Ronaldo. ¿Batirá lo imbatible? Con el alavesista Jony de liebre y Wakaso azuzándole por detrás, estoy convencido de que sí. Su increíble metabolismo contará con la colaboración de las mejoras científicas, como las zapatillas que corren solas al mejorar un 4% el gasto energético necesario para casi volar. Aseguran sus fabricantes que correr con esas zapatillas es como hacerlo cuesta abajo. Me las compraré y comprobaré si la descoordinación de mis extremidades resulta indiferente a los adelantos tecnológicos o si el mus y la barra de bar suponen mi única alternativa al disfrute de la pelota vasca. Mientras tanto seguiré analizando cómo un ser humano sigue siendo capaz de gestar hazañas tan increíbles como superar en atención informativa a la Liga, a los goles de Ronaldo, a la madre que parió a Panete? y además batir un increíble récord del mundo de maratón. Y seguir corriendo, y corriendo, y corriendo?
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