Madrid - El británico Simon Yates fue el indiscutible ganador de la Vuelta 2018, una carrera en la que compartió protagonismo al final con Enric Mas, el joven mallorquín que disparó todas las ilusiones españolas de relevo de su última gran generación, la más dorada.

Junto a ambos, cerró el podio de esta Vuelta Miguel Ángel López, quien ya concitaba todas las miradas tres semanas y media antes en la salida en Málaga y dejó en la retina una gran última etapa en Andorra junto a Mas.

No ganó en el sprint a dos ante el de Artà, pero la ambición del Superman colombiano del Astana puso hasta unos minutos en jaque al definitivo maillot rojo, un Yates en todo caso valiente y sólido vencedor de una carrera en la que también hay que destacar a Alejandro Valverde.

El eterno Bala, que arrancó con al menos un ojo en el próximo Mundial de Insbruck, donde buscará su oro más esquivo tras seis podios en cajones secundarios, ilusionó a todos ganando dos etapas y la general de puntos, se metió en la pelea por la Roja y aguantó hasta donde pudo. Que fue casi hasta el final. El murciano concitó la atención y las esperanzas del ciclismo español y tiró del Movistar. Precisamente del equipo azul salió la decepción más grande de esta Vuelta. La de Nairo Quintana, llamado a ganarla por segunda vez pero que no acabó ni en el podio.

Quinto y octavo, Valverde y Nairo dejaron al Movistar sin un podio en las tres grandes en toda la temporada. Curiosamente, la mejor clasificación en una grande del equipo telefónico ha sido el cuarto puesto del ecuatoriano Richard Carapaz (25 años), otro corredor emergente, en el Giro.

La pelea de Steven Kruijswick por un podio que, como a Valverde, se le escapó en La Gallina; el esfuerzo de Ion Izagirre por un top 5 que se quedó en top 10 (9º); los lideratos iniciales de Michal Kwiatkowski y Rudy Molard y las decepciones de Rigo Urán (7º), Wilco Kelderman (10º) y David de la Cruz (15º) completan una general en la que Thibaut Pinot (6º) acabó incluso por encima de donde esperaba.

Pero lo mejor de Pinot fue su doblete en Lagos de Covadonga y La Raba-ssa. Uno de los cuatro de la carrera. Los otros tres fueron de Valverde; Rohan Dennis, ganador de las dos cronos en su preparación hacia Insbruck; y Ben King, el esprínter de montaña que aprovechó dos de las muchas fuga con éxito para ganar en escenarios de relumbrón: Alfacar y La Covatilla.

Pero el que más triunfos parciales logró fue el campeón de Italia, Elia Viviani, que ganó tres de los cuatro esprints puros. El cuarto fue para el de Nacer Bouhanni.

Precisamente de las llegadas masivas llegaron otras importantes decepciones: su escaso número y Peter Sagan. El triple campeón del mundo no pudo con Viviani en las llegadas llanas, ni con Valverde en las que pican hacia arriba, pese a que son su especialidad.

Quizás las alegrías más desbordante en la Vuelta, junto con la de Mas al cruzar primero en la meta de La Gallina y la de Simon Yates por acabar de rojo, fueron el inesperado pero gran triunfo del navarro Óscar Rodríguez en La Camperona y el emotivo del canadiense Michel Woods en el monte Oiz dedicado al hijo que no acabó de nacer, Hunter, y al suegro que se le acaba de ir. Por cierto, impresionante el gentío por Bizkaia hasta llegar a su Balcón, un muro de consideración al que volver en el futuro.

Óscar Rodríguez (23), vecino y amigo de Induráin, devolvió cierto aroma del extinto Euskaltel-Euskadi y dio a su equipo, el Euskadi-Murias, una esperanza de futuro que no tenía tras años de semiclandestina y encomiable lucha por volver a la elite.

En definitiva, una Vuelta 2018 de relevo generacional con triunfo inapelable de otro británico, Simon Yates, e irrupción ilusionante de Enric Mas, la nueva gran esperanza del ciclismo español.- Efe