Real Sociedad1
Barcelona2
REAL SOCIEDAD: Rulli; Zaldua, Moreno, Aritz, Theo; Illarramendi (Min. 82, Merino), Zubeldia, Rubén Pardo (Min. 81, Sangalli), Zururutuza (Min. 72, Jon Bautista); Juanmi y Oyarzabal.
BARCELONA: Ter Stegen; Semedo (Min. 46, Coutinho), Piqué, Umtiti, Alba; Rakitic, Rafinha (Min. 56, Busquets), Sergi Roberto; Dembélé (Min. 76, Vidal), Suárez y Messi.
Goles: 0-1: Min. 12; Aritz Elustondo. 1-1: Min. 63; Luis Suárez. 1-2: Min. 66; Dembelé.
Árbitro: Del Cerro Grande (Madrid). Amonestó a Zurutuza e Illarramendi.
Incidencias: Unos 27.000 espectadores en Anoeta.
DONOSTIA - El de ayer era un encuentro marcado por los signos del pasado. La temporada anterior, el Barcelona rompió una racha de siete partidos consecutivos sin ganar en Anoeta. La Real Sociedad se había transformado en némesis para el conjunto catalán. Ayer, ese pasado sobrevolaba y sobrevoló sobre el terreno de juego donostiarra. A pesar de lo cual, Valverde, que en la previa versó sobre ese oscuro atrás, sentó en el banquillo a Busquets y Coutinho, reclutados finalmente para el rescate materializado por Suárez y Dembélé para obrar una remontada de esas que, cuando la liga concluye, pueden dar motivos para argumentar el porqué se ha ganado.
La historia se reverdeció en Anoeta. En el minuto 12, cuando el duelo todavía presentaba legañas, Elustondo, asistido por Héctor y con un golpeo seco, llamó a los fantasmas. Vestían txuri-urdines, y celebraban como en un aquelarre. La Real ganaba con una puesta en escena de repliegue para armarse en una guerra de guerrillas al contraataque, para salir desde la cobertura del compañerismo y espacios reducidos. El Barça, como prácticamente siempre, atesoraba la posesión. Pero sin réditos, rígido, estático, monótono. El tanto agudizó los planteamientos de los contendientes. Si bien, el Barça se tornó temeroso a pesar de la deserción de un Messi sorprendentemente impreciso. La Real, con verticalidad, asustaba. El flanco de Oyarzabal era una pista de despegue para la ofensiva local. Hasta los hombres de Valverde sacaron la brújula del peloteo para recuperar el norte. para entonces quedaban suspiros a la primera mitad. Piqué y Rakitic llevaron el miedo al bando de Garitano.
el barça, a tumba abierta Llegado el segundo acto, Valverde realizó la llamada de emergencia. Agotó el descanso concedido a Coutinho y Busquets y los reclamó en el campo como personal de auxilio. Traían mangueras, bombonas de oxígeno, vendas... No obstante, la Real, desde la trinchera emprendía ataques viperinos. Ágiles, veloces y con indicios de letales. Visto y no visto. Oyarzabal, Theo y Juanmi encontraron la brecha en la zaga rival, pero, perdonaron lo que no se puede conceder contra un Barcelona en inercia de hambruna.
De modo que la voracidad la pagó pecaminosamente Rulli. En el 63 no aplacó un balón que fruto de su error cayó próximo a un tipo que juega como si estuviera arruinado: Luis Suárez. Este no hace presos. Firmó el empate.
Apenas cuatro minutos más tarde, Rulli, aún relamiendo sus heridas, salió timorato a la trayectoria de un balón procedente de un córner. En la montonera del rechace, presto a recoger las migas, estaba el Mosquito. Dembélé, una mosca cojonera últimamente, porque se ha tornado decisivo. En el área cazó una pelota que mandó a la red por cuarta vez esta temporada. Y así, el Barcelona materializaba una remontada que tuvo que apresar con grilletes, los de Ter Stegen, crucial ayer, porque Juanmi dispuso de otras dos oportunidades para hacer la güija en Anoeta, para evocar a esa etapa negra del Barça. Este Barça, el de Valverde, es otro: sobrevive con espíritu de campeón, con partidos como el de ayer. “Me voy un poquito preocupado, pero solo un poquito”, dijo Valverde. Era día de apuros y el equipo fue resultadista.