No hubo sorpresas en una etapa que cumplió con el esquema típico de los días que acaban al esprint. El perfil daba para más, como para que fuera una etapa enrevesada. En el kilómetro 25, de salida, se subía un puerto de primera, con 20 kilómetros de ascensión y después se encadenaban varias subidas por un terreno de carreteras estrechas, con mal asfalto y alguna bajadita rápida. Si alguien tenía ganas podía haber movido el árbol, pero los esprinters y sus equipos son conscientes de que en esta Vuelta van a tener muy pocas oportunidades y que no las pueden dejar pasar. Cuando el Quick-Step se marca una etapa es difícil buscar otra opción que no fuera la de Viviani. La fuga tenía muchas dificultades para avanzar porque pegaba un viento fortísimo de cara y el pelotón se aproximaba cuando quería. En los últimos 50 kilómetros la marcha cómoda que llevábamos en el gran grupo se acabó por el movimiento de varios corredores que aceleraron el tramo definitivo de la etapa. Al final obligaron a que el Quick-Step pusiera más ritmo. Eso provocó algo de tensión. El esprint fue limpio y venció Viviani, que sin mucho ruido está logrando un gran palmarés. Ganó de manera fácil. Está haciendo una temporada redonda. Los que peleamos por la clasificación general tenemos en el Alto de Alfacar nuestro primer test. Habrá que estar atentos.