Bilbao - Esteban Gaubeka compartió ayer gerriko con Alfonso Echavarren en el Open Internacional Bizkaia de pala en el frontón de Armintza, en su casa. No fue un partido cualquiera. Tuvo un aroma especial. El delantero vizcaíno, actual campeón del mundo Individual, sumó su encuentro número mil en el campo profesional desde que debutó el 21 de diciembre de 2003 en el frontón del Club Deportivo de Bilbao. Mucho ha llovido. El Gallo se llevó el triunfo, que fue la guinda del pastel de una jornada de las que no se olvidan. El puntillero y el zaguero aficionado de Iruñea remontaron después de encajar un doloroso 0-10 en los primeros compases. La remontada, tras tres jokos duros (10-8, 10-5 y 10-8), puso otra victoria en la cuenta de resultados del armintzarra, que ya está en las semifinales de la competición.

Gaubeka tiene la costumbre de apunta todos los encuentros que disputa. El almanaque iba ampliándose poco a poco hasta alcanzar ayer los tres ceros en su casillero. A punto de cumplir quince años del debut, Gaubeka pone una marca inmensa en el leño. Pocos han sido ungidos para tales honores. “Lo primero que significan estos mil partidos es que me estoy haciendo mayor. Pero sigo jugando y sintiéndome igual. Estoy disfrutando tanto o más que antes. Cualquier no llega. Llevo casi tres lustros en la pala profesional y estoy contento de seguir a la élite”, manifiesta el puntillero vizcaíno, cinco veces campeón del Individual. La última quedó sellada en el Bizkaia de Bilbao en marzo. “Acabo de ganar el Individual, me veo arriba del todo y estoy orgulloso de cómo están saliendo las cosas esta temporada”, confiesa el palista, quien admite que “eso quiere decir que estoy haciendo las cosas bien y trabajando fuerte”. “A los rivales les cuesta ganarme y me queda cuerda para rato”, apostilla Gaubeka.

La casualidad y el calendario del Open Internacional Bizkaia, que sufrió un cambio desde su presentación, han determinado que los mil tirones de orejas queden marcados para Armintza. Ayer vivió una mañana de celebración, porque, por la tarde, salió “con el cuchillo entre los dientes”. “Es una coincidencia que haya sido en Armintza. Suelo contar todos los partidos que juego y ha coincidido. Además, se trata de un día importante para mí, porque el primer fin de semana de junio nos solemos juntar muchos amigos del pueblo. Fue especial”, manifiesta Esteban, que maneja el ábaco desde que se estrenara en las canchas profesionales. “Soy metódico, cuento contrarios y partidos ganados y perdidos. Tengo más partidos ganados que perdidos”, afirma. Aun así, en Armintza no hubo fiesta para el delantero, sea el partido 1.000 o el 999. “En la cancha siempre se sale a tope. Además, nos jugábamos la primera plaza del Open Internacional. El partido anterior se nos escapó por un juego y no pudimos seguir invictos, así que queríamos desquitarnos”, remacha.