Zaratamo - Danel Elezkano (Zaratamo, 1994) vivirá un día muy bonito el domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao. El delantero afronta su primera final de Primera después de menos de seis años en el campo profesional y completar el trasvase desde Asegarce a Aspe en verano de 2016. Desde entonces, encontró oportunidades entre los elitistas, donde está dando un gran nivel. Su combinación con Beñat Rezusta se asoma complicada de asaltar por la facilidad en el golpe del bergararra y el instinto asesino del zaratamoztarra a la hora de terminar el tanto. Ezkurdia y Zabaleta les pondrán las cosas complicadas.
El domingo disputará su primera final. Se jugará la txapela del Parejas junto a Beñat Rezusta contra Ezkurdia-Zabaleta, compañeros de empresa en Aspe. ¿Cómo se encuentra?
-De momento, estoy bien, estoy tranquilo. Sí que es cierto que los primeros días después del tercer partido de la liguilla de semifinales en Gasteiz me encontraba muy cansado. No descansé bien durante varios días: ni el del partido ni el siguiente. Con el paso de los días empecé a notar cierta mejoría y pude realizar los entrenamientos físicos habituales.
¿Ya se lo cree?
-(Risas) Todavía estoy tratando de asimilarlo. Al final, se trata de algo que no esperaba cuando comenzó el campeonato de Parejas, ya que empecé con un problema de falta de circulación en uno de los dedos y lo pasé muy mal. Hubo momentos en los que ni siquiera pensaba que iba a acabar el torneo, pero fíjese ahora: estoy en la final, tengo bien las manos, me he recuperado de la lesión y no puedo pedir más. Ahora quiero disfrutar de este partido, de la gente que se acerque al frontón Bizkaia de Bilbao y ojalá completemos un buen duelo.
¿Qué puede decir de sus adversarios en busca de la txapela?
-Ezkurdia y Zabaleta son dos pelotaris que llevan muchos años arriba, en profesionales. Están en un momento terrible. En estas semifinales han demostrado ser los más fuertes. En Bilbao hicieron una exhibición. Para mí, siempre han formado la pareja más poderosa. Es complicado jugar contra ellos, porque dominan todos los tantos. Si damos nuestro nivel, tendremos muchas opciones.
¿Ha recibido consejos de la gente de su alrededor para afrontar todo lo que rodea a una final del Parejas de este calado?
-Todavía no he hablado de eso, hay tiempo hasta el día de la final. Lo que sí quiero es dar mi nivel, porque nunca se sabe cuándo puede llegar otra oportunidad así ni si voy a volver. Quiero disfrutarla, más que por mí, por toda la gente y los amigos que se la merecen hasta más que yo. Ellos hacen el esfuerzo de venir a muchísimos partidos del campeonato y les da igual que sean cerca o lejos. En estos momentos, estoy feliz porque han estado en las lesiones y en los instantes difíciles.
Siempre ha sido un chico bastante maduro, pero esa gestión de los días complicados de los que habla también es lo que le ha hecho crecer personalmente.
-Por supuesto. Todos los pelotaris tenemos lesiones, pero he llegado a encadenar varias consecutivas y lo pasas muy mal. Tengo la suerte de que la familia y los amigos siempre han estado encima. En los momentos difíciles todavía más. Con su ayuda siempre le das la vuelta. Ahora llevo un Parejas muy bueno en ese sentido. Las lesiones me han respetado y hago un esfuerzo para cuidar las manos.
En el frontón Elexalde de Zaratamo hay un txoko de los campeones en el que conmemoran las txapelas de los pelotaris de la localidad...
-(Risas) No pienso en eso. Todavía me queda un partido muy duro por delante. Nos vamos a enfrentar a una pareja terrible. Creo que están en su mejor momento. Será difícil. Para mí es todo un premio estar ya en la final y voy a tratar de disfrutarla al máximo. Es un día que pocas veces se vive.
Debutó el 18 de agosto de 2012. ¿Se imaginaba entonces que iba a llegar a una final del Parejas?
-El sueño de todo pelotari es ser profesional. Desde pequeño tenía claro que iba a ser muy muy complicado. Siempre he sabido que para debutar en profesionales hay que tener mucha suerte. Una vez que consigues eso, quieres estar en Primera y jugar una final. Siempre he sido consciente de que hace falta mucha suerte y trabajo cada día al máximo. No puedo estar más contento.
Siempre ha sido un manista que le ha gustado entrenar.
-Sí. Cada uno tiene su carácter y el mío es ese. Soy un currela y soy pelotari por las horas que he metido y nada más. Desde pequeño me ha encantado jugar a pelota, es lo que más me gustaba y prácticamente es lo que he hecho toda mi vida desde los tres años que pisé un frontón. Me considero un trabajador.
Continúe.
-Voy a entrenar cada día con mucha ilusión y me ha pasado alguna vez que me he ejercitado mucho durante la semana y el preparador, Aitor Erauzkin, me ha tenido que frenar y echarme la bronca porque he hecho más de lo que me ha pedido. Estoy muy contento con Aitor y en este Parejas hemos acertado en cómo llevarlo.
Lleva unos cuantos años en profesionales y a medida de que uno va creciendo, conoce mejor su cuerpo y sus límites.
-Muchas veces piensas que hacer más es mejor. Eso me ha pasado en ocasiones y llegas al partido un poco pasado de rosca. Me ha sucedido más de una vez y no tengo miedo a decirlo. En muchas ocasiones, Erauzkin me insiste en que tengo que descansar. En ese sentido, me vacila un poco con lo de vigoréxico, porque estoy todo el día pensando en entrenar y en la pelota. Me gusta mucho jugar con la goxua. Cada uno es como es y me costará cambiarlo, pero durante este Parejas estoy intentando hacer las cosas como me dice Aitor.
La pelota a mano es su vida. ¿Es más que un trabajo?
-Desde los tres años he pasado el tiempo en el frontón. Cualquier amigo o cualquiera de Zaratamo puede recordar que estaba todo el rato en la cancha. La pelota me lo ha dado todo y he hecho muchos amigos. He sido muy feliz en el frontón y todavía lo soy cada día que salgo a la cancha. Sé que algún día se va a acabar y por eso he hecho mis estudios. Los he sacado bien y sé que tendré que trabajar y lo haré contento, porque me gusta. Aun así, donde más feliz soy es jugando.
Cuando existe saturación de la pelota, ¿qué suele hacer?
-Soy bastante tranquilo. He pasado mucho tiempo de mi vida pensando o jugando a pelota. No hago nada especial para desconectar. Sí que me gusta jugar al mus con mis amigos, estar con mi chica y con la familia, dar una vuelta con los perros de vez en cuando... Soy muy tranquilo.
Realizó estudios de empresariales.
-Pude acabar cada curso al año. Me fue mejor de lo que me esperaba. Los últimos dos años lo pasé muy mal. Hubo días en los que iba de casa a la universidad, de allí a entrenar a Iurreta y volvía a la universidad para pasar la tarde. Era duro. Si ahora tuviera que volver a empezar, lo habría hecho más tranquilo, pero soy bastante cabezón y me gusta hacerlo todo e insisto hasta que sale. Al terminar, completé un Máster de Tributación. Este año me lo he tomado más relajado y estoy estudiando inglés. Estoy contento.
No para.
-Lo que tengo claro es que el día de mañana voy a tener que trabajar y lo haré contento. Es verdad que este año barajé la posibilidad de hacer otro máster, pero tomé la decisión de cogerlo más tranquilo y trabajarme los idiomas. No quiero perder el hábito del estudio y no me cuesta nada ir un par de veces a la semana a estudiar inglés en Igorre.
En este campeonato le ha tocado vivir algunos partidos complicados, a cara o cruz. ¿Cómo gestiona este tipo de situaciones en las que los nervios están a flor de piel?
-Las he llevado bien. Hemos vivido encuentros de muchísima tensión que hemos sacado adelante. Por ejemplo, después de perder dos partidos seguidos al principio del Parejas, nos encontramos con un 10-3 en contra en Oñati y conseguimos sacar el punto. Ahí dimos un paso adelante. Después, cambiamos un poco la dinámica y ha habido duelos tensos que son más novedad para mí, porque Beñat está más acostumbrado. Es mi segundo Parejas y no estoy tan habituado.
Prosiga.
-En Gasteiz, por ejemplo, estuve muy nervioso. En la cancha me pesaban las piernas. La noche anterior, que normalmente duermo perfecto, me costó dormir, comí poco... Es normal, porque después de un campeonato muy bueno nos jugábamos todo a un partido. El premio era muy gordo. Salí muy nervioso, pero pudimos ganar cuando nos veíamos fuera.
Si bien es cierto que realizó un buen Cuatro y Medio, ¿considera que ha conseguido dar un paso adelante en el Parejas?
-Puede ser. Cada vez que salgo a la cancha trato de dar el máximo. En este campeonato he disfrutado como un niño: me han salido buenos partidos, he tenido suerte con las lesiones... En el Cuatro y Medio di un pasito, porque considero que hice un gran torneo a pesar de no ganar en la liguilla de semifinales. Ahora, en este Parejas, al inicio tuve un poco de bajón, con el problema de la mano y le di muchas vueltas. Me pasaba todo el día mirándome el dedo. No podía siquiera golpear a la pelota goxua, porque se me quedaba blanco. Por suerte, acerté con el masajista. Tengo motivos para estar contento.
¿En qué parte de su juego considera que se encuentra su mayor rango mejora desde que debutó?
-Quizás se está notando en la defensa con la derecha. Trabajo ese aspecto con Jokin Etxaniz muchísimo. Puede estar ahí mi mayor cambio. Al final, cuando debutas todo te pilla de sopetón, estás verde. He mejorado cosas y me quedan todavía muchas. Físicamente, me he encontrado a gusto tanto con Aitor Erauzkin como con Josetxu Areitio. Ahora estoy en Lemoa y tengo mucho que agradecerle a Aitor.
Esta final no es flor de un día.
-El trabajo es lo que te da y lo que te quita. Los que me ven entrenar saben que lo vivo mucho. No me gusta perder a nada, ni con la goxua. Forma parte de mi manera de ser.
¿Cómo está llevando la gente de su alrededor el acceso a su primera final del Parejas?
-Están ilusionados. No tengo experiencia en este tipo de partidos y me han dado el consejo de olvidarme de todo.