Bilbao - Otra vez será. A Alex Txikon se le han vuelto a torcer los planes en su intento de coronar el Everest (8.848 metros) en invierno y sin oxígeno suplementario. Si bien el viernes, en pleno ataque lanzado el martes pasado, llegaron hasta el Campo 3 de la montaña, las caprichosas condiciones meteorológicas evitaron cualquier empresa más ambiciosa en su camino hacia el Collado Sur, situado en la frontera que bordea los 8.000 metros. Y es que, la ventana de buen tiempo que estaba prevista para el presente fin de semana, cuyo punto álgido se esperaba para hoy mismo, se ha cerrado por completo.

De este modo, las rachas de viento que soplaban ayer en alturas superiores a la que se encontraba el alpinista vizcaino superaron los cincuenta kilómetros por hora. Esa cifra estaba pautada como el límite para establecer un ataque satisfactorio y sin poner en peligro a ningún miembro de la expedición, integrada por cinco escaladores locales, el paquistaní Ali Sadpara y el propio Alex Txikon.

Da la cuestión que no solo la intensidad de las ráfagas es lo que supone un perjuicio para los escaladores, cargados con mochilas que superan los quince kilogramos de peso, sino que son vientos que cambian continuamente de dirección, imprevisibles, que evitan la escalada con garantía de seguridad. De hecho, a la hora de tomar la decisión de frenar el ataque, Txikon manifestó por walkie-talkie al Campo Base que debían descender de inmediato. “Tenemos que bajar ya si no queremos perder todos los dedos o que alguien se quede por el camino. Está muy peligroso”, agregó el experimentado montañero de Lemoa.

El equipo capitaneado por el vizcaino partió ayer hacia el C4 sobre las 9.00 de la mañana, hora local, y tenía por delante una ruta dura, que se podría alargar hasta las siete horas de tajo. Sin embargo, los partes meteorológicos cambiaron radicalmente los planes de la cordada capitaneada por Txikon. En plena ascensión recibieron noticias de que se estaban registrando vientos de setenta kilómetros por hora en el Collado Sur, donde tenían que montar el último campo en altura; mientras que en la cima eran de cien kilómetros por hora. Dado que, en las últimas jornadas de trabajo, el bloque solamente pudo equipar el camino hasta los 7.850 metros, a la dureza de la escalada había que sumar todo el trabajo de establecer un campamento nuevo.

En la subida, con cuatro de los sherpas adelantados, la recepción de malas noticias derivó inmediatamente en una orden de Txikon en la que informó de la necesidad de regresar al Campo Base. Tal noticia tardó alrededor de dos horas en llegar al cuarteto en avanzadilla, que se retiraron.

El grupo pudo descender sin problemas al CB y a Alex Txikon le toca ahora tomar la decisión de mantenerse en la montaña o no. La expedición tiene permiso para seguir en el Everest hasta el próximo miércoles, 28 de febrero, fecha en la que los expertos determinan el final del invierno en el Himalaya. La cercanía del límite deja muy expuesta la propuesta del lemoarra. Tienen muy complicado sellar la hazaña antes de tal fecha, dada la situación actual de la aventura en el Techo del Mundo. Alargar la estancia en la montaña supondría un desembolso importante para los montañeros que lidera Alex Txikon.