Donostia - Imagino que está al corriente del revuelo que se ha formado tras el partido que usted dirigió en Idiazabal. ¿Qué pasó?

-Yo llego al campo y siempre hay una charla prepartido con los delegados, por separado, para que entreguen las licencias. Tras revisarlas, me dirijo nuevamente a ellos para comentarles que, como yo soy andaluz, si pueden hablarme en castellano cada vez que tengan que decirme algo. Solamente les dije esto.

¿Pero no les amenaza con la expulsión si hablan en euskera? Diferentes representantes de ambos equipos así lo aseguran.

-No. No les puedo amenazar con nada por el simple hecho de que ellos hablan en euskera durante el partido y yo no expulso a nadie. Así que ellos mismo se contradicen.

Entonces, ¿por qué cree que insisten en esta versión?

-La verdad es que no lo sé. Es la pregunta que yo me hago una y otra vez. Llevo aquí desde noviembre diciendo exactamente lo mismo en cada partido: por favor, no me hablen en euskera. A mí diríjanse en castellano. No voy con un sentido chulesco.

¿Cuántos partidos ha arbitrado desde que llegó a Gipuzkoa en noviembre?

-La cifra exacta no la sé. Entre diez y veinte desde infantiles, pasando por cadetes y juveniles, hasta Regional.

¿Y le había ocurrido algo parecido?

-Nunca. He pitado en pueblos incluso más cerrados con el castellano, como puede ser Oñati, y no he tenido ningún tipo de problema. Es más, desde la Federación han hablado con varios clubes a los que he arbitrado y han apoyado mi versión, que yo llego siempre con buenas maneras y educación, que explico antes un poco quién soy yo... Y no he tenido ningún problema. Mi pregunta es: ¿Qué pasa ahora para que ocurra esto?

¿Cómo se entera de la repercusión que ha adquirido el caso?

-Mi presidente es el que me llama el domingo y me dice que ha salido en la prensa. Y hoy -por ayer- he tenido un día de escándalo. Es que ya no es un tema de fútbol, sino que se hablan de temas políticos que no tienen nada que ver con el deporte y en los que yo me pierdo

¿Desde cuándo arbitra?

-Empecé hace seis temporadas en Huelva. Y al decidir venirme a Gipuzkoa por motivos laborales -se dedica al sector inmobiliario-, hablo con el comité de árbitros de allí para ver si lo podría hacer también aquí. Y me ayudan a tramitarlo.

¿Y al llegar aquí sabía que en la mayoría de campos de Gipuzkoa es habitual que se hable en euskera entre los técnicos y los jugadores?

-Sí, ya sé que es la lengua materna de aquí. Y digo más... Yo voy a Irun y no pasa nada porque hablan en castellano en todo el encuentro. Incluso desde algún club me han dicho árbitro, ¿eso qué es? Aquí se habla en castellano o español. Y si voy a Oñati o a Idiazabal, hablan en euskera. Incluso en Oñati me dijeron que me hablarían en castellano sin problema ninguno.

¿Y le parece bien que hablen en euskera durante los partidos, como en estos dos campos?

-No tengo ningún problema. Es lo que más gracia me hace. Mientras a mí se dirijan en castellano, que es lo que yo siempre pido con respeto, es normal. Ellos mismos se echan piedras sobre su tejado porque primero dicen que les he amenazado con expulsarles si hablan en euskera, y luego el propio Matías Aranburu también dice que durante el partido los jugadores han hablado en euskera. Entonces, ¿porqué en el acta del partido no hay ninguna roja? Pues ahí ya se ve.

¿Qué le han dicho en el Comité Técnico de Árbitros?

-Que esté tranquilo. Ellos me muestran su apoyo. Se ha ofrecido una imagen de mí que es totalmente falsa. Tengo muchas ganas de que esto se acabe pronto y poder arbitrar.

¿Y le han dicho que seguirá arbitrando?

-Sí, me han dicho que tendré partidos. Sé que no va a ser normal porque ha habido demasiado revuelo.

¿Usted se siente tranquilo?

-Sí. Estoy tranquilo porque tengo el respaldo de la Federación, del Comité de Árbitros y de muchos equipos a los que yo he arbitrado, según me han dicho desde la Federación.

Ya sabe que ha habido reacciones en contra de su supuesta actuación desde muchos ámbitos...

-Sí, ha ido demasiado rápido todo. Estoy sorprendido. Y que varias personas manchen mi persona es lo que más me duele.