Valkenburg - El Mundial de ciclocrós es una divertida cama elástica para Wout Van Aert, capaz de saltar y saltar sin desmayo. Son días de feria para el belga. De brinco en brinco, feliz como un niño, Van Aert obtuvo otro arcoíris. Un mundo de color. Tres veces campeón del mundo de forma consecutiva: 2016, 2017 y2018. El sexto en la historia en lograr semejante registro. El belga está hecho para las grandes citas, para las alfombras rojas, aunque estas sean de barro y lodo. Lo que en Van Aert es esa felicidad que chapotea en el barro, en Van der Poel es una maldición que le ha mandado al diván. No hay consuelo para el holandés, aniquilado por el belga en Valkenburg. En el sino de Van der Poel. La misión de Van Aert. De los jóvenes hombres de Van der Poel se colgó el peso de un país, y, probablemente, eso le hundió en el fango. La presión extra, la sobreexcitación, la ansiedad, se plancharon en su maillot. Esa carga emocional contribuyó a que se le deshilacharan las opciones. Pero fue Van Aert, a rebufo de Van der Poel durante toda la campaña, quien le cerró la puerta a la redención. El tercer portazo en los morros, como esas despedidas sonoras que ahuecan el corazón y revuelven el estómago. En su fiesta de coronación. En su casa. Nada más cruel. Terriblemente cruel.

Van Aert hurgó en la memoria de Van der Poel, le ganó con las piernas, pero le laminó desde la moral y los recuerdos, hurgándole en el retrovisor, agitando fantasmas, abriéndoles la puerta para que asustaran al holandés, al que las dudas le atornillaron plomo en las piernas. Como si huyera de su destino, Van der Poel salió pitando. No quería que nadie la persiguiera. Buscaba un monólogo y un respiradero para no ser aplastado por la clausrofobia. No deseaba compartir ni un solo centímetro con Van Aert, su pesadilla. Acumuló cinco segundos de renta, pero el belga, trotón, fuerte y obstinado atrapó al holandés. Van der Poel encogió los hombros, arrugó la nariz y clavó la mirada en la desesperación cuando Van Aert, que le había sombreado, le rebasó. De repente, el rey, desnudo. Van der Poel era un lamento.

con enorme poderío Van Aert, fuerte como un tractor, lejos del estiloso holandés, no cedió a pesar de que tuvo que hacer frente a varios contratiempos. Nada pudo con él. Alguien que es capaz de derrotar a todo un país es invencible. Imparable, el belga cavó una zanja para Van der Poel, sentenciado, solo en la oscuridad de la impotencia. Música de réquiem para el barro.

Clasificación

1. Wout van Aert (Bélgica)1h09:00

2. Michael Vanthourenhout (Bélgica)a 2:13

3. Mathieu van der Poel (Holanda) a 2:30

4. Toon Aerts (Bélgica)a 3:16

5. Lars van der Haar (Holanda)a 4:29