El pasado 5 de enero, Usain Bolt, El relámpago que durante una década congeló el tiempo, recibió su particular regalo de Reyes Magos anticipado. “Bang, bang, bang... ¡Boom!”, expresaba durante el actualmente tan mercadotécnico unboxing. El regalo, enviado expresamente por la compañía Konami, era la última versión de un popular videojuego de fútbol: Pro Evolution Soccer 2018. Aquí, en el mundo virtual, el jamaicano ya se había transformado en futbolista, el más veloz sobre la faz de la Tierra, por capricho de los desarrolladores de la nueva entrega. Esa es la idea de Usain Bolt (21-VIII-1986, Sherwood Content), reconvertirse en jugador de balompié. Pero de carne y hueso.

La fama ocasionada por el éxito a veces impregna de fanfarronería y desvirtuadas proyecciones a quienes la alcanzan; como si triunfar en un apartado de la vida fuera éxito garantizado en el resto de ámbitos. Usain Bolt, aunque discurso alegre y jocoso, jamás fue profeta decorado con verborrea chulesca, prepotente o imaginaria. A lo largo de su vida, sus sueños se han ido tornando reales. De modo que su credibilidad se ha mantenido impoluta tras su abandono del tartán en agosto de 2017. He ahí el fundamento de todo. Su voluntad y la capacidad para convertirla en verdad tangible.

Una vez descendido por querencia propia de los altares del atletismo, su verso se enfocó hacia otro deporte, el fútbol. Seguidor declarado del Manchester United, comenzó a enviar globos sonda dirección a un gremio inexplorado. Hasta que alguien con autoridad quiso cazar sus palabras. Alguien de la compañía Puma -concretamente el alto directivo de la marca Björn Gulden-, la que viste y calza a Bolt desde sus 15 espigados años, cuando el campeón de ocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos y de once mundiales todavía era proyecto de velocista.

El visionario Björn Gulden no es ojeador de fútbol pero tampoco vive ajeno al negocio que gira en torno a Bolt, jubilado del atletismo pero uno de los personajes famosos contemporáneos que más dinero genera. No en vano, es el número 88 del listado de celebridades de Forbes que más dinero produce anualmente (34,2 millones de dólares); por ejemplo, Neymar es el 71º (37) y Fernando Alonso, el 77º (36). Inmediatamente por detrás de Bolt figuran Gareth Bale, Connor McGregor y Britney Spears. Teniendo solo en cuenta a los deportistas, Bolt es el número 23 de la tabla Forbes.

Por lo que cualquier fracaso que pudiera acontecer dejaría a pesar de ello un buen reguero de notoriedad, la repercusión mediática por la que tanto se invierte en la Sociedad de la Imagen que acontece. Entonces, ¿por qué no brindar una oportunidad a Bolt? El intento de inmersión en el fútbol estaría recompensado en el mismo momento de llevarlo a cabo.

Así, el Borussia Dortmund, club alemán equipado por la compañía Puma, ha accedido a las sugerencias. El próximo mes de marzo, El Relámpago tendrá su ansiado idilio con el fútbol. Será una prueba, un test de aptitudes con el club alemán, pero que de resultar fructífero podría desembocar en un vínculo profesional con la entidad germana, o con la que quiera adoptar al hombre más rápido del mundo entre sus filas. Movimiento de marketing o no, lo cierto es que la prueba existirá. Y la seriedad del acontecimiento la subraya el propio Bolt: “Uno de mis mayores sueños es firmar por el Manchester United. Si el Dortmund dice que soy lo bastante bueno, entonces me dedicaré a ello y me entrenaré muy duro”. Así se expresó para la cabecera Daily Express, donde también proyectó su fe en sí mismo: “Creo que tengo posibilidades. Veo mucho fútbol, lo entiendo, lo juego, y con entrenamiento creo que podría ser un buen jugador”.

“no es un chiste, ni marketing” ¿Y qué opina el vestuario de un equipo convertido en inquilino habitual de la Champions League, la mayor competición de fútbol a nivel de clubes? Pues la estrella del actual Borussia Dortmund, Pierre-Emerick Aubameyang, por el que suspiran los históricos y adinerados clubes del planeta, el tipo que retó a Bolt a una carrera de 30 metros (Aubameyang los ha completado en 3,7 segundos; Bolt necesitó 3,78 para firmar el vigente récord de 9,58 segundos en los 100 metros), juzga la noticia: “No es un chiste ni un movimiento de marketing”.

Precisamente a Aubameyang es a quien Bolt a arrebatado el honor de ser el futbolista más rápido del mundo en la versión de 2018 del Pro Evolution Soccer. Mientras el delantero francogabonés presenta un 97 en su valor de velocidad, el jamaicano ostenta un 99 en el casillero, el máximo posible. Cabe señalar que el Dortmund es de esos equipos que apuestan por la velocidad y la verticalidad en su despliegue futbolístico. No en vano, es uno de los clubes que con más atención siguen la evolución de Iñaki Williams, uno de los jugadores más rápidos del mundo, o el que contaba con Ousmane Dembélé en su vestuario, otro portento de la velocidad que hoy corre para el Barcelona.

“Nos alegramos de que venga Usain, será una gran motivación para nuestros muchachos”, valoró en el diario Bild el director administrativo del Dortmund, Hans-Joachim Watzke, que, al igual que el vestuario del Dortmund, sentirá cosquilleos de curiosidad en su estómago. Incluso el propio Bolt padece la tensión que nunca ha transmitido antes de acelerar en las pistas de atletismo. Todo por no defraudarse a sí mismo. A título personal, no llegar a ser futbolista podría significar para este ganador nato su mayor derrota deportiva. “Esto me pone nervioso. No soy una persona nerviosa, pero esto es diferente porque ahora se trata de fútbol. Me tomaré un tiempo para adaptarme, pero una vez que haya jugado algunos partidos estaré habituado”, expresó, como se destila, seguro de sus dotes, de una capacidad que le elevó como distinguido a los anales de la historia del deporte. Ahora, a sus 31 años, afronta la carrera que le lleva del videojuego al césped. ¡Qué ruede el balón y sobreviva la velocidad!