Arrigorriaga - El frontón de Arrigorriaga se prepara para un renacimiento. Un cambio de cara. La cancha se alumbra azul al calor del Parejas, que abrirá mañana su tercera jornada en el Municipal a partir de las 17.00 horas. Sobre el tapete: dos delanteros criados a apenas unos minutos en coche. Se pueden contar con la mano. Los zaratamoztarras Mikel Urrutikoetxea y Danel Elezkano pugnarán por una epifanía que cambie su suerte. El de Asegarce no conoce aún el triunfo y la suspensión por la lesión de Ladis Galarza del domingo dejó muy tocado su tanteo global. El de Aspe, por su parte, en plena recuperación de sensaciones, sufrió un trance junto a Beñat Rezusta en Eibar el pasado jueves en una derrota dolorosa ante Altuna III-Martija. En Arrigorriaga comienza todo.
Urrutikoetxea se encontró en la remozada cancha con una liturgia con el material ciertamente extraña. Después de disputar el domingo un compromiso de complemento en la jaula contra Víctor en Zierbena, Mikel no se puso tacos, no tuvo compañero y tuvo que echar mano de la ayuda de Rubén Beloki, que fue quien impactó las pelotas en el frontis. “Son días raros. En el propio frontón me he enterado que jugaré con Aretxabaleta”, desgranó. Mikel no se protegió las manos porque entrenó “por la tarde”. “En Arrigorriaga he vivido muy buenas experiencias. Aquí fue mi debut. Aquí también gané a Xala -en octavos de final del Manomanista de 2013- y fue el punto de tirar para arriba. Tengo muy buenos recuerdos. Espero hacer un buen partido para la gente”, desgranó. En esa misma cancha, asimismo, se clasificó para las semifinales del Parejas de 2014 con Beroiz.
Por otro lado, Elezkano II valoró que “en el Astelena no tuvimos un buen día, pero puedo formar una buena pareja con Rezusta. Personalmente, en ese partido lo pasé mal. Después del Cuatro y Medio tuve que parar unas semanas por problemas en uno de mis dedos. Poco a poco tengo que ir recuperando mi juego”. El delantero de Aspe actualmente se encuentra “sin problemas físicos ni de manos”.
Respecto al material, Urrutikoetxea declaró que hay una pelota “bastante viva. Sobre todo, porque tiene mucho bote en el suelo”. Rezusta, compañero de Elezkano II, analizó que “hay algo de diferencia entre las pelotas, pero tampoco mucha. Hay alguna con algo más de salida. No hay demasiada distancia entre unas y otras”.