Getxo - Vuelve a casa tras mucho tiempo fuera y con un buen botín en forma de logros, ¿qué le pasa por la cabeza al estar de nuevo en Euskadi?
-Lo que haya hecho golfísticamente es irrelevante, lo importante es volver a casa. Da gusto volver a Bizkaia ya que por razones deportivas no había podido. Es bueno para tratar de conectar otra vez con mis raíces y con mis valores. Crecí aquí y mejor sitio que este no hay ninguno. El año pasado vine un mes y empecé jugando como jugué. Esperemos que el tiempo que esté aquí me ayude para volver a empezar como el año pasado.
¿Qué balance realiza de este año y medio?
-Muy bueno. Ha sido un año en el que he cumplido mucho más de lo que me había propuesto al principio. Aunque sea hacer un día mejor de lo esperado, ya es suficiente, imagine un año entero. Empecé la temporada pensando en llegar a la final de la FedEx Cup, tratar de ganar algún torneo del PGA Tour y ojalá conseguir la tarjeta del European Tour para optar a la Ryder. Lo logré todo al principio del año y pelear por la Race to Dubai, ganar el Tour Championship de Dubai, ganar dos Rolex Series, ser miembro del European Tour... son tantas cosas que se unen. En todos los aspectos este ha sido el mejor año de mi vida y será complicado superarlo la temporada que viene.
¿Se queda con algún momento específico?
-Un momento muy importante para mí fue que aita estuviera en mi primera victoria. Hacía tiempo que no me veían ganar algo importante en Estados Unidos y a ver si en la siguiente puede estar ama. Eso es mucho más importante que cualquier cosa y su opinión cuenta más que ninguna otra.
¿Esperaba dar este nivel de juego?
-Como primer año me ha sorprendido, es algo que no esperaba. He conseguido mucho más de lo que tenía en mente. Una vez las cosas van pasando, una vez gané, me planteé los siguientes objetivos y por eso a mitad de temporada veía normal lo que había hecho, pero era algo completamente anormal. Aunque tenga mucha confianza en mí mismo, es muy duro hacerlo y ni me lo imaginaba.
¿Qué siente al ver el crecimiento que ha tenido en tan poco tiempo?
-Es muy emotivo porque hace año y medio estaba en la universidad pensando en lo que me gustaría hacer y ahora están pasando esas cosas. Pero no pienso diferente de mí, sigo pensando como ese chaval de hace diez años que estaba pateando aquí, en Neguri, o en Larrabea y que tenía los sueños de llegar hasta donde estoy ahora.
También habrá habido momentos malos.
-Sí, hay altibajos, la carrera no es todo para arriba, son picos. No hubo ningún momento bajo hasta el US Open. Ese mes vi que había conseguido todo lo que me había propuesto. Me quedé sin objetivos. Entonces sin saber la razón, empecé a jugar mal, a frustrarme y pasó lo que pasó. Pero de esos momentos se aprende. Salir de ahí hace que no se caiga en la misma piedra. Tres semanas más tarde gané en Irlanda y demostré que aprendí de mis errores. Volví más fuerte.
¿Qué espinas le quedan?
-Lo que menos me ha gustado de este año es mi juego en los grandes. Al Masters llegué un poco cansado y lo noté el fin de semana. En los otros tres tampoco jugué mi mejor golf. Llegué a cada uno de ellos después de hacer algo importante, con las expectativas altas y no lo llevé todo lo bien que pude llevarlo. Era duro, pero esperemos que ahora que conozco los campos un poco y tengo más experiencia, vaya mejor.
¿Siente vértigo con respecto a su segundo año, ahora que ha dejado el listón tan alto?
-Podría, igual casi debería. Todavía no me lo he planteado. Hablaré con Joseba del Carmen (coach deportivo) para analizar el año y plantearme los objetivos. Igual que el primero nunca va a ser porque el primero es el primero. Puede que haya expectativas altas, pero me lo tomo con calma. No puedo decir cómo va a ir, porque nunca he tenido que llevar algo así, pero espero que vaya bien.
Lo que está claro es que volverán a colocarle como favorito a todo. ¿Qué tal lleva eso de estar siempre en las quinielas?
-Trato de no mirar esas cosas y de no saber los favoritos. No hay que dejar que las críticas te hundan, pero tampoco que los halagos te hagan crecerte demasiado. Por eso intento no mirar.
¿Todo lo vivido le ha cambiado?
-En nada, ¿para qué voy a cambiar? Sigo siendo de pueblo, de Barrika, aunque viva en Arizona y trabaje en Estados Unidos. No quiero cambiar y he llegado hasta aquí siendo quien soy y si sigo así, sé que seguiré llegando más lejos.
¿Y como golfista?
-Soy muchísimo mejor golfista del que empezó en octubre. Más maduro y más rodado. Voy aprendiendo lo que me hace falta y mejorando como jugador día a día y acostumbrándome a lo que es la vida como profesional. No he cambiado nada la técnica y el juego, pero he tratado de ir aprendiendo, guardar toda la experiencia.
¿Cómo se plantea su segunda campaña como profesional?
-No tengo el calendario entero definitivo, pero va a ser muy parecido al anterior. Habrá pocos cambios, algún torneo será diferente porque no hay Juegos Olímpicos y por la planificación, pero la mayoría van a ser parecidos.
La Ryder aparece en el horizonte.
-Encima es la de París. En 2009, Javier Sáinz y yo jugamos el European Young Masters y ya había carteles de la Ryder. Siendo muy bilbaino como soy, dije que iba a estar ahí en nueve años. Ahora, estando a diez meses, que sea una posibilidad, es algo increíble para mí. Si pasa, llegar ahí habiendo jugado en París como amateur, con 14 años que tenía y conseguirlo después de haberlo dicho, sería un hito muy especial para mí.
¿Por su cabeza pasan imágenes suyas disputando la Ryder?
-Han pasado muchas veces por la cabeza, pero intento no pensar porque me entra el ansia de querer jugar, de estar ya en el equipo y de que llegue ya. Hay que ir con paciencia y quiero disfrutar de todo el año antes de que llegue la Ryder.
¿Ve posible aquel sueño de la infancia de ser el número 1 del mundo?
-Está mucho más cerca que hace diez años, es un reto. Hay muchos jugadores de gran calidad y nunca sabes. Hay que jugar muy bien para ser número 1 del mundo y para mantenerse y yo acabó de empezar, tengo una carrera por delante. Hay grandes jugadores de este deporte como Phil Mickelson o Sergio García que nunca han llegado.