Bilbao - El pasado 30 de octubre, lunes, antes de que Olaizola II y Altuna III seleccionaran pelotas en el frontón Labrit de Iruñea para comenzar la ronda de semifinales del Cuatro y Medio, Martín Alustiza estuvo acompañado por Jon Apezetxea y Rubén Beloki en el frontón Bizkaia de Bilbao. La misión era apartar los diez mejores cueros para la final. Tres semanas antes del duelo. Sin conocer a los rivales. Tal y como estableció la Liga de Empresas en el pasado Manomanista, se apartó el lote en función del frontón y no de los finalistas, que contará con un manista por cada empresa: Mikel Urrutikoetxea y Jokin Altuna.

Según explica Alustiza, Apezetxea y Beloki prueban alrededor de “treinta pelotas”. “Lo ideal es que hagan su propia preselección en casa, porque más o menos sabes por dónde irán los tiros. Después, el intendente prueba esos cueros -bote, salida de frontis y recorrido en el suelo- y me entrega diez”, comenta el exmanista. Todos los cueros se “mezclan” y empieza el trabajo del seleccionador: probar cada uno y apartar material hasta quedarse con diez en el cestaño, de los que cada uno de los manistas en liza se queda con dos. “Si veo que me voy a quedar justito con las pelotas que hay o que no hay material que me gusta, más”, desgrana el seleccionador. “Yo soy el que posee la última responsabilidad, pero los intendentes también tienen la suya”, revela.

Sobre el material ideal para la final del Cuatro y Medio del domingo en el Bizkaia, Alustiza considera que se trataría de una pelota de “medio bote”. “La cuestión es que no domine al manista. Así, pueden sujetarla. La cancha de Miribilla es bastante alegre de por sí y el recorrido suele ser regular”, desgrana el de Segura, quien agrega que “algunos pueden pensar que se trata de un material bajo, pero me parece suficiente”. Tal y como recita Alustiza, lo importante es que si un pelotari rompe, lo haga por “su propia fuerza”. “Las pelotas de Primera, si aciertas, tienen mucho recorrido. Esta modalidad tiene que hacer que el pelotari trabaje. El cuero no puede comerse al contendiente”. Al final todo ha variado debido a la “forma de jugar”. Todo se sustenta en la velocidad. “Se juega mucho más rápido. El espectáculo es tremendo. Así, el Cuatro y Medio engancha”, dice Alustiza, quien agrega que “nos hemos acostumbrado a lo excepcional”. Cree Alustiza que el partido perfecto sería “un 22-18 en el que se den 250 pelotazos. Estaría bien. Lo mejor es una conjunción de dureza e igualdad”. - I. G. Vico.