sepang - El Gran Premio de Malasia podría haber resultado decisivo para la consecución del título mundial, si es que no lo ha sido. El tiempo dirá. El caso es que el planteamiento inicial era dramático para Sebastian Vettel. El alemán llegaba a Sepang después de sumar en Singapur su primer abandono del año, lo que le distanció a 28 puntos del liderato de Lewis Hamilton. La reacción era obligación para Seb, que para más inri el sábado no podía completar la tanda de calificación y se veía condenado a partir desde el último lugar en carrera.

O sea, antes de dispararse la prueba, Hamilton, desde la pole, contaba virtualmente con 53 puntos de ventaja sobre Vettel (los 28 consolidados más los 25 de su primera posición). Abrumador teniendo en cuenta que tras Malasia quedarían cinco carreras , o lo que es lo mismo: 125 puntos por repartirse. A priori, muy mala pinta para Ferrari, que además venía de vivir el viernes unos idílicos entrenamientos que hacían pensar que presentaba en Malasia un coche con el cartel de principal candidato a ganar.

Pero como siempre hay margen para mayor catástrofe, el monoplaza de Kimi Raikkonen, segundo en la parrilla de salida y principal opositor para el posible triunfo de Hamilton, se retiraba con problemas de motor sin tan siquiera realizar la vuelta de calentamiento. El equipo Ferrari no daba crédito. “Es un fin de semana muy lejos de ser perfecto; es muy desafortunado”, confirmó el finlandés. Tanto que podría haber dejado prácticamente sentenciado el título.

Encadenada la Scuderia al infortunio, encontró sin embargo en las manos de Vettel un hilo de esperanza al que aferrarse, pues desde la 19ª pintura de la parrilla, volaría para pelear por el podio y claudicar en cuarto lugar, minimizando así las consecuencias del aciago fin de semana. Esto sumado a la impecable victoria de Max Verstappen y a la segunda plaza de Hamilton hizo que la ventaja del inglés en la cúspide de la clasificación general sea de 34 puntos, el menor de los males visto el desgraciado panorama que acontecía antes de tomarse la salida en Sepang, un circuito que asistía a su última carrera de la F-1 después de 19 años como escenario. Vettel encontró un aliado en Verstappen, que venció -segundo triunfo en la F-1 y primero de 2017- por ritmo y porque Hamilton se proyectó, por primera vez esta campaña, de modo conservador. “Podría haberte cerrado la puerta”, advertía tras la carrera el británico al sobresaliente holandés, que se cobró la primera posición en la cuarta vuelta para seguido abrir una diferencia de entre 8 y 9 segundos sobre Hamilton que se mantuvo durante todo el certamen. Por contra, Vettel se dio de bruces con el otro Red Bull en pista, el de Daniel Ricciardo, quien frustró las posibilidades de podio del germano, autor del nuevo récord del circuito y cuyo ritmo era, al menos, como para haber disputado el triunfo de no haber partido desde el sótano de la parrilla.

a alonso “no le gusta ferrari” Y otro que mermó las opciones de Vettel de subir al cajón fue Fernando Alonso. El asturiano, cuando iba a ser doblado, no se apartó en su debido momento y alejó a Vettel de Ricciardo en el instante en el que el alemán atacaba al australiano con la perspectiva de su DRS. Zancadilla de Alonso, que éste, a diferencia de Ricciardo, sí tenía la obligación de ceder el paso sin interrumpir el ritmo de Vettel. “Él ve las banderas azules y también ve a los coches que vienen, pero como no le gusta Ferrari ha decidido ayudar a Ricciardo un poco”, manifestó el alemán sobre el suceso. Curiosamente Alonso llegó a llamar “idiota” a Magnussen por el mero hecho de disputar la posición cuando el asturiano trataba de rebasar al danés. Incluso llegaron a tocarse. No obstante, el incidente fue investigado por Dirección de Carrera, que no apreció malas formas, como demostró el hecho de no sancionar a ninguno de los dos pilotos. Alonso ganó la plaza en el lance, y acabaría siendo undécimo. Peor le fue a Carlos Sainz, que abandonó en la vuelta 30 por problema mecánicos.

Valtteri Bottas, que liquidaría en quinto lugar, fue otro que quiso ser cepo para las expectativas de remontada de Vettel, y aunque logró entorpecer al germano -cosa que apenas ha logrado hacer Raikkonen en favor de su compañero de equipo a lo largo de la temporada-, este gozaba de tal dimensión de conducción y de maquinaria que castigó rápido. La progresión de Vettel fue la siguiente: parrilla de salida, 19º puesto; vuelta 2, 12º; vuelta 12, 8º; vuelta 15, 6º; vuelta 21, 5º; vuelta 29, 4º, su frontera, porque cuando dio caza a Ricciardo, tercero, encontró el tapón de Alonso, y seguido sus neumáticos desfallecieron fruto de su radical y brillante actuación. Pero aún quedaba otro percance para Ferrari. Sí, una vez rebasada la línea de meta. Toda una ironía. En la vuelta de celebración, Ocon y Vettel se chocaron y el Ferrari del alemán terminó aparcado en la pista con una rueda colgando. Vettel llegó al garaje con Pascal Wehrlein de taxista. Con 125 puntos en juego y 34 de desventaja, por primera vez en 2017 Vettel no depende de sí mismo para coronarse. “Quedan cinco carreras y Vettel puede ganar”, versaba Hamilton impregnado de prudencia con su segunda plaza. Las dos últimas pruebas celebradas, más por demérito ajeno que otra cosa, le han servido el título en bandeja.