Vitoria - Cuando se piensa en rugby lo primero que le viene a la cabeza a uno es el gusto por la tradición, sus reglas seculares y la camaradería de todos los participantes. Es cierto que el rugby conserva su peculiar carácter, pero es uno de los deportes más abiertos al cambio. El miércoles, el Gobierno Vasco declaró que confía en que para 2020 se pueda celebrar una competición entre equipos de la CAV, Navarra e Iparralde. El salto cualitativo que supondría para los clubes y el interés que despierta el hecho de jugar contra conjuntos de la zona fueron las principales razones que se arguyeron. Sin embargo, aunque sobre el papel la medida pinta bien, la realidad, al menos en el caso de Navarra, parece estar aún muy alejada de esa futurible competición. Así lo expresó Javier Lorente, presidente de la Federación Navarra de Rugby, que aseguró que ya “se juegan amistoso, pero de ahí a un marco estable lo veo complicado”.

Antecedentes de colaboración entre los dos lados de los Pirineos hay muchos. Se han disputado torneos en categoría sub-14 entre las selecciones de Bizkaia, Álava, Guipuzkoa, Navarra, Côte basque y Bearne. Además, el pasado mayo, varios equipos femeninos disputaron un campeonato. No obstante la colaboración más estrecha, ya en categoría senior, fue la liga transfronteriza que se celebró en la temporada 2015/2016 entre equipos de la Liga Vasca y del comité de Côte basque. Otro acercamiento que se realizó con bastante éxito fue el equipo conocido como Euskarians -el nombre es un homenaje a los míticos barbarians- que se formó con jugadores de toda Euskal Herria y que incluso llegó a competir con Uruguay en 2015, en un encuentro que los sudamericanos utilizaron para preparar el Mundial que se celebró en Inglaterra y Gales. De todos modos, el principal propósito de la Federación Navarra pasa por establecer vínculos para el desarrollo de jugadores. “Interesa más una cooperación en categorías de formación”, asegura Lorente, que confirma que ya hay equipos y chavales que van a realizar tecnificación a Francia y entrenadores galos que imparten clínics aquí. El rugby en Navarra está creciendo -si bien es cierto que venía de una base muy pobre- pasando de 400 licencias hace cinco años a las 850 de la actualidad. Aún así, el nivel está lejos del de la CAV, que cuenta con equipos en categorías superiores -División de Honor- en la que varios jugadores cobran, y todavía más lejos del de Iparralde.

los obstáculos Básicamente hay dos obstáculos: uno deportivo y otro administrativo. En cuanto al primero, Lorente señala que a día de hoy existe un notable salto de económico, y por ende de calidad, entre el rugby francés y el navarro y duda de que los clubes del otro lado de los Pirineos pudieran estar interesados en construir una liga formal.

“En Iparralde están muy por encima. Los chavales nuestros empiezan a jugar a rugby con unos 14 años y allí entran en escuelas de tecnificación a los 8 años”, incide.

El otro escollo es que aunque los equipos podrían compatibilizarlo con las competiciones nacionales, necesitarían el visto bueno de las federaciones de cada país para poder formar esta hipotética liga. “Hay que ver la opinión de la federación española y francesa”, dice Lorente que confirma que se seguirán preparando amistosos entre equipos de toda Euskal Herria. El boceto está encima de la mesa, el proyecto se antoja ambicioso y aunque la fecha de 2020 puede sonar un poco precipitada, la realidad es que en Navarra cada vez hay más adeptos, mientras que en la CAV es un deporte plenamente asentado.