Froome inicia el Paseíllo

El anfiteatro de Nîmes reunió a 8.000 espectadores que pudieron presenciar la contrarreloj por equipos en un marco incomparable. Foto: Afp

NIMES -La Arena de Nîmes es anciana, arrugada por la edad del anfiteatro romano, engarzado con piedras que supuran historia y el deseo de Augusto, que mandó construirlo en el año 27 A.C. En su albero se mezcló después la sangre. Coso taurino desde 1863, la Arena, que recuerda la celebérrima faena de José Tomás, también es música y grandes conciertos. En el ovalado coliseo desparramó su electricidad Metallica. El ciclismo moderno también va de energía, de vatios y de potencia. Por ahí transitó la lengua de asfalto de la Vuelta en su arranque, en el renglón que despide a Contador. El anfiteatro fue el majestuoso epítome de una ciudad ideal para rodar uno de aquellos péplum de Samuel Bronston. En esa postal bellísima, en La Maison Carrée, un templo de mármol, cinceló Chris Froome su egregia figura, que es de mármol. El desgarbado británico toreó con temple y firmeza en el callejero burlón de Nîmes, donde unos cuantos dieron con sus huesos en el asfalto. No le ocurrió a Froome, que se elevó a lomos del Sky, el mejor de los equipos entre los dorsales que optan al triunfo en Madrid. El británico agarró un puñado de segundos que le otorgan aún más jerarquía a su trono. Amontonó 8 segundos sobre los Yates y Chaves, el triunvirato del Orica; sumó 23 segundos sobre la espalda de Nibali; amontonó 27 sobre Contador y colocó 33 segundos a Fabio Aru. En Nîmes, la gloria recayó sobre los gladiadores del BMC, que posaron en la peana del liderato a Rohan Dennis. Froome desea el último maillot, el rojo de Madrid, el más preciado. El traje de luces. En Nîmes, el británico inició su paseíllo de riguroso negro.

Recuperado la piel oscura del Sky, que fue blanca en el Tour, Chris Froome y su muchachada evidenciaron la seriedad de su candidatura. No se obsesionó Froome, pero corrió como alma que lleva el diablo por las enrevesada callejuelas de Nîmes. Su entrada en meta, con el percherón Ian Stannard penando para dar tiempo al equipo, -el Sky se quedó con cinco integrantes con más de un kilómetro aún por recorrer-, subrayó el despliegue de Froome, firme y contundente. Su fogonazo en la Vuelta, la carrera que ama pero que se le resiste, certificó la pasión del británico por una prueba que le arrebató el corazón en 2011. Desde entonces la persigue con entusiasmo y devoción. En Nîmes, con el aspecto inconfundible y el aroma del Tour, -visitó la carrera el ministro de Interior francés, Gerard Collomb, para solidarizarse con las víctimas de los atentados de Catalunya- Froome se sintió como en casa. Su hogar es Francia, que guardó un respetuoso minuto de silencio antes de la puesta de largo de la jornada, inaugurada por el rosa del Postobon. Un día histórico para los colombianos y también para el Aqua Blue, debutantes ambos en la Vuelta.

Unos llegan y otros se van. Contador se despide al ciclismo desde la balconada de la carrera española. Hizo el gesto del adiós ondeando la mano cuando anunciaron su nombre por la megafonía. El madrileño, tres veces ganador de la carrera española, estampado el número uno a modo de homenaje de la organización, optó por la cautela en su despegue. “La contrarreloj era peligrosa, hemos apostado por ir más seguros. Empezar por detrás siempre es un problema y 27 segundos es mucho tiempo”, dijo el madrileño, que mostró los incisivos del esfuerzo, pero a su mordedura le faltó tenaza y profundidad. Fabio Aru, que perdió foco en la última semana del Tour, también se indigestó en el anuncio de la Vuelta. Más de medio minuto de pérdida con Froome. Nibali fue otro de los perjudicados por el Sky de Froome, que le añadió un lastre de 23 segundos. Bardet, que le acoso en el Tour, le 37 segundos. Solo el Orica, que reúne a los hermanos Yates, Adam y Simon, y a Esteban Chaves y el Bora de Majka mantuvieron el pulso con el Sky, que sale mandando en el crono y en la moral, un territorio que no debe desdeñarse. Froome salió de París como gobernante y en Nîmes posó con la misma sonrisa.

La dicha se acomodó en el rostro de Rohan Dennis, proa del BMC, el equipo que mejor gestionó el reloj aunque se le cayera la manecilla de Samuel Sánchez por positivo antes del inicio de la Vuelta. Reemplazado el asturiano, el BMC reconstruyó el engranaje de la formación con sus flamantes relojeros. En una ciudad que cuenta el tiempo con piedras, a modo de segunderos de la historia, el BMC impuso su exactitud. No hay mejores gladiadores contra el reloj. Imperial, el BMC derrotó a todos, también al Sunweb de Barguil, un equipo que levitó en el Tour y continúa su paseo por las nubes. El suelo, duro y frío, fue para Jorge Arcas, (Movistar), Antwan Tolhoek y Floris Tier (Lotto NL), que compartieron una espectacular caída. Darwin Atapuma y Federico Zurlo, ambos del Emirates, también probaron el filo del asfalto.

El trazado, con patas de gallo, -Nîmes acumula un tremendo catalogo de la época romana y algún que otro adoquín-, y un montón de curvas de todo clase, se asemejó a una gymkana que padeció más de uno. David de La Cruz se cayó antes de salir, mientras reconocía el sinuoso trazado. “Más que técnico, el recorrido es peligroso”, apuntó Trentin al término de la crono. El Sky tomó temperatura a la crono en el rodillo, con unos aparatos de aire acondicionado cuidándoles que no se recalentaran demasiado antes de adentrarse en la Vuelta por el callejero de Nîmes. Con el organismo en óptimas condiciones, Froome pisó la arena y completó la faena sin mácula. En Nîmes, que idolatra a Nimeño II, el torero que se quitó la vida en 1991 y fue honrado con una estatua ante el anfiteatro, Froome inició su paseíllo.

Primera etapa

1. BMC 15:58

2. Quick-Step a 6’’

3. Sunweb a 6’’

4. Sky a 9’’

5. Orica-Scott a 17’’

6. Bora-Hansgrohe a 21’’

7. Lotto Soudal a 24’’

8. Movistar a 24’’

9. Bahrain-Merida a 31’’

10. Katusha Alpecin a 33’’

11. Trek-Segafredo a 35’’