Cuatro años después de sufrir en los Juegos de Londres una decepción que la llevó a emprender un adiós del que felizmente se desdijo, Ruth Beitia, la mejor atleta española de todos los tiempos, se enfrenta, otra vez en la capital británica, a los que serán sus octavos y, probablemente, últimos Mundiales.
La gran capitana del equipo español, campeona olímpica y tres veces de Europa, barrunta, a sus 38 años, el adiós definitivo, aunque se niegue a proclamarlo. “Estoy bien de ánimos y a la pregunta de si me gustaría despedirme de los Mundiales junto con Bolt, la respuesta es no”, comentó la saltadora.
Su cuerpo, erosionado a lo largo de 28 años de competición (tiene marcas registradas desde que tenía 10, cuando saltaba 1,29 metros), empieza a emitir señales inequívocas de agotamiento. La rodilla, la cadera, el hombro. Los achaques físicos amenazaban con extenderse a todo el cuerpo. Paró de competir, no de entrenar, y cuando volvió experimentó una mejora, pero llega a Londres con una marca modesta de 1,94, relegada al puesto 12º del ranking mundial, a años luz de la rusa Marisa Lasitskene, que acapara los doce mejores saltos de la temporada (el mejor, de 2,06) y acaricia ya el viejo récord mundial de Stefka Kostadinova (2,09).
Beitia confiaba en recuperar el equilibrio entre cuerpo y mente para venir a Londres con garantías, pero las marcas no le acompañan. Es posible, como reconoce el presidente de la Federación Española, Raúl Chapado, que el día de su retirada no esté lejano. Pero en Londres no se le puede exigir nada. “Nos ha dado tanto: 15 medallas internacionales, campeona olímpica, tres veces de Europa. Nos ha defendido tantas veces y tan bien dentro y fuera de la pista, que el día en que decida retirarse, y es posible que ese día esté cerca, lo único que podamos decirle es: ‘Gracias”, declaró el presidente antes de viajar a Londres con la selección.
Bajo la capitanía de Ruth Beitia, España concurre a los Mundiales con un equipo largo, de 55 atletas (34 hombres y 21 mujeres), el tercero más numeroso en la historia de los campeonatos, tras las ediciones de Sevilla 1999 (74) y Tokio 1991 (59). En la edición anterior -Pekín 2015-, el atletismo español logró una sola medalla, pero de oro gracias a Miguel Ángel López. El murciano ofreció un recital junto al estadio de El Nido, pero el año pasado falló en los Juegos de Río y en el presente ejercicio no termina de coger la forma, tan irregular como Ruth Beitia.
La tercera opción, el subcampeón olímpico de 110 vallas Orlando Ortega, tampoco alcanza las prestaciones del año olímpico, aunque, por su calidad, sigue contando para los metales. Llega a Londres noveno del ránking universal con un tiempo de 13.15.
“El atletismo español vive una situación bipolar. Llevamos un equipo numeroso y en buena forma, con atletas que han hecho grandes registros, pero en relación con eso que espera todo el mundo, medallistas y finalistas, la realidad nos dice que va a ser un campeonato complicado para nosotros”, reconoció Chapado.
Desde su creación en Helsinki en 1983, España no ha faltado una sola vez a la cita con el podio en los Mundiales. Ésta podría ser la primera, curiosamente en una temporada en que se multiplican los éxitos, europeos y mundiales, en categorías menores, y en la que como equipo ha alcanzado su más alta cota en Europa con un quinto puesto.