LONDRES - Entre Roger Federer y su octavo trofeo de Wimbledon, segundo Grand Slam del año y décimo noveno de su carrera solo queda Marin Cilic. El suizo venció a Tomas Berdych por 7-6, 7-6 y 6-4 y llega a su undécima final de la hierba londinense sin perder un set, lo mismo que en 2006 y 2008, y transmitió la misma sensación de suficiencia de todo este 2017 en el que se ha reinventado y ha sido selectivo en sus objetivos. Federer acumula un balance este año de 30 victorias y solo dos derrotas y aspira a ganar en Wimbledon cinco años después de su último título.

Berdych trató de volcar el pronóstico, pero no logró aprovechar la ventaja de 5-4 que tuvo en el primer set y cediendo en el tie-break empezó a ver que su segunda final en Londres estaba lejos. El checo se mantuvo en el partido, con más intenciones que fe, porque Federer era una máquina de precisión tanto con el primer servicio, con el que ha ganado más del 80% de los puntos en este torneo, como a la hora de sumar ganadores, 45 en total.

El segundo set se decantó de su lado también en el desempate y entonces ya era cosa de esperar a que Berdych cayera como la fruta madura. Un solo break en el tercer set bastó al de Basilea para colocarse de nuevo en su escenario favorito.

Su rival será Marin Cilic, que venció a Sam Querrey por 6-7, 6-4, 7-6 y 7-5. En un duelo de sacadores, el croata estuvo diligente para aprovechar sus oportunidades ante un rival al que le pesó el esfuerzo de tres partidos anteriores a cinco sets y llegar a su segunda final de Grand Slam tras la que ganó en 2014 en el US Open. Cilic se ha repuesto bien después de que en noviembre se hundiera al perder el partido decisivo de la final de la Copa Davis ante Del Potro y ahora puede convertirse en el segundo croata que se impone en Wimbledon después de su exentrenador Goran Ivanisevic. - R. Calvo