lieja - Hubo un tiempo, no tan lejano que Alemania repudio al Tour y al ciclismo. Con el dopaje en su apogeo, la televisión alemana apagó sus ojos al Tour. El Telekom, la bandera alemana del ciclismo, se retiro. El ciclismo espantaba a los alemanes, hastiados de los escándalos y las trampas. Años después, la salida del Tour de Düsseldorf fue un acto de reconciliación. Que las cunetas estuvieran atestadas de aficionados simbolizaron el perdón. Tal vez por eso Marcel Kittel, alemán, rubio de ojos claros, se derrumbó de emoción en Lieja en un día que partió desde Düsseldorf.
Su victoria, la décima en el Tour, tuvo el aire de las reivindicaciones y la ilusión. “Hace unos años había pocos espectadores en las cunetas y la mayoría nos enseñaban jeringuillas de EPO. Este deporte ha cambiado y la gente empieza a notarlo. Confieso que sentí escalofríos al ver tanta gente animando y sonriendo”, expuso Marcel Kittel, que venció sobre una bicicleta equipada con frenos de disco. El primero en la historia del Tour. Los tiempo cambian. - C .Ortuzar