vitoria - Muy pocos lugares existen en todo el planeta que sean capaces de crear en el imaginario colectivo, simplemente con escuchar su nombre, una imagen tan idílica y paradisiaca como Hawái. El archipiélago de islas estadounidense ocupa un lugar privilegiado en la lista de sueños de la gran mayoría de los mortales. Sus playas de aguas cristalinas invitan al relax absoluto al mismo tiempo que las olas que besan la arena lo convierten en el escenario ideal para la práctica del surf y su naturaleza salvaje ejerce de irresistible reclamo para los amantes de las emociones fuertes. Pero es que además, por si todo esto no fuera suficiente ya, desde hace cuatro décadas puede presumir de ser la meca de uno de los deportes más exigentes y a la vez más en boga en los últimos tiempos. Se trata, evidentemente, del triatlón, que bajo su formato de larga distancia concede la condición de ironman a todo aquel que logra cruzar la línea de meta final tras haber recorrido nada menos que 3.800 metros nadando, 180 kilómetros en bicicleta y un maratón a pie. Requisitos solo al alcance de auténticos súper deportistas que se reúnen puntuales a su cita cada mes de octubre en Kona. Pues bien, en este selecto grupo estará este año el vitoriano Javi Pérez.
Se trata de un joven de 29 años que ha conseguido en apenas tres lo que a la gran mayoría le lleva casi toda una vida de dedicación. Y es que este ingeniero de profesión que compagina su actividad laboral con su afición de manera totalmente amateur y sin ningún tipo de patrocinio o ayuda económica no participó en su primer triatlón de larga distancia hasta 2015. Antes, la vida le había llevado por otros derroteros. “Estuve jugando a fútbol hasta los dieciocho años pero al empezar a estudiar la ingeniería en la universidad lo dejé porque no podía compaginarlo. Después me pasé al mountain bike y participé en bastantes carreras. Entonces un amigo que hacía triatlones me animó a probar y le hice caso. Participé en un par de ellos de media distancia, me gustó, vi que no se me daba del todo mal y ya me decanté definitivamente por los Ironman”, recuerda ahora el integrante del equipo Vibike.
Ese salto aparentemente sin red tuvo lugar en la edición de 2015 del Triathlon Vitoria-Gasteiz y el excelente resultado no hizo sino ratificar que la decisión había sido un gran acierto. Porque en su primera carrera de este tipo, Pérez cruzó la línea de meta como segundo clasificado dentro de su grupo de edad y bajando de las diez horas de esfuerzo, un registro inalcanzable para muchos con años de experiencia. Apenas un suspiro después, el pasado 21 de mayo, Javi vio cumplido uno de sus grandes sueños consiguiendo el billete para el mítico Ironman de Hawái del próximo 14 de octubre.
Lo hizo en Lanzarote, donde accedió -gracias a su notable actuación en la prueba de la isla canaria- a una de las dos plazas que otorgaba para la mítica competición de Kona. El triatleta alavés acabó en la vigésima octava posición en la clasificación general, siendo tercero en su categoría de edad, entre 25 y 29 años. Empleó 9 horas y 47 minutos en completar el recorrido, con una hora en la prueba de natación, 5 horas y 34 minutos sobre la bicicleta y 3 horas y 4 minutos en el maratón final. Un esfuerzo titánico que, al menos, recibió su merecida recompensa.
“Vino mi familia conmigo a Lanzarote y les tuve repartidos por el circuito haciendo un poco de espías para controlar a mis principales rivales. Yo sabía que llegaba bien pero había también gente muy buena y en el anterior triatlón que había hecho en Francia ya me había quedado sin la plaza para Hawái por unos pocos segundos. El primero era inalcanzable porque nos sacaba unos cuantos minutos así que nos jugábamos una plaza entre tres o cuatro. El que empezó la carrera segundo ya tenía el puesto asegurado de antes por lo que no contaba y yo dejé la bici cuarto. Mi novia me iba diciendo cómo iba el tercero por delante mío, puse un ritmo constante y a falta de unos diez kilómetros para el final le pude pasar y le dejé atrás. Cuando llegué a meta no estaba seguro del todo de la posición pero cuando me lo confirmaron fue un subidón de la leche porque encima lo pude celebrar con mi gente”, recuerda.
Restan todavía varios meses para que se celebre el Ironman de Hawái pero los preparativos de esta gran experiencia ya están, por supuesto, en marcha. “Mi pareja me acompaña siempre que puede y por supuesto aquí no va a faltar. Nos lo planteamos como las vacaciones de este año y aprovecharemos para quedarnos unos cuantos días y conocer esa zona”, apunta. Para ello, Javi ha tenido que negociar primero sus vacaciones con la empresa en la que trabaja en Arrasate. “Normalmente son en agosto pero ya he avisado que este año me iré en octubre”. Hasta entonces, le tocará robar horas al día para poder compaginar entrenamiento y trabajo.
“Mi horario es de siete y media de la mañana a cinco de la tarde así que normalmente aprovecho el tiempo de la comida para salir a correr y, cuando los días son más largos, cojo la bici al volver a casa”, explica con la mayor naturalidad. En invierno la cosa se complica todavía más, pero también ha encontrado solución al problema. “Como por la tarde no hay luz, no queda otra que hacer rodillo en casa o salir a hacer unos cuantos kilómetros antes de trabajar y luego coger el coche que dejo el día anterior a medio camino”.
900 dólares de inscripción Sacrificios que realiza de manera totalmente altruista, ya que no cuenta con ninguna ayuda en forma de patrocinio. “La verdad es que es un esfuerzo importante en todos los sentidos. Por un lado económico porque por ejemplo solo la inscripción de Hawái son más de 900 dólares, a lo que tienes que añadir el viaje, el alojamiento y toda la logística. Y por otro para poder organizarte y tratar de cuadrar todos los horarios”, confiesa. Una de las razones por las que no se plantea el Ironman de Kona como una cita fija a repetir. “De momento quiero probar este año y disfrutar la experiencia pero en principio prefiero buscar para otros años pruebas interesantes en sitios que me apetezca conocer también para poder compaginar así el deporte y el turismo”, explica.
Antes de todo eso, en cualquier caso, tiene por delante su -esta sí- ineludible cita con el Triathlon Vitoria-Gasteiz del próximo 9 de julio. “Para mí es muy especial. Es donde empecé, en casa, la ciudad vive a tope el triatlón y todo el mundo da lo mejor de sí mismo. Se percibe el afán de superación de los participantes, que es una de las cosas que engancha de este deporte”, apunta. En esta ocasión, su reto será intentar bajar de las tres horas en el maratón y “como soy muy competitivo” tratar de estar lo más cerca posible de los profesionales en la línea de llegada. Conociendo sus antecedentes, seguro que lo logra.