bilbao - “Han pasado muchas cosas durante estos 365 días”. Jon Rahm dice esto cuando se ha convertido en na de las sensaciones del golf mundial. Hace un año, el jugador de Barrika disputó en Oakmont aún como amateur el US Open, su primer major. Acabó en el puesto vigésimo tercero, siendo el mejor del torneo con ese rango. Mañana saldrá en el campo de Erin Hills, en el estado de Wisconsin, como uno de los candidatos para llevarse la 117ª edición del torneo y uno de los favoritos del público estadounidense que conecta con un jugador que sale al campo a comerse cada hoyo.

“Es quien soy, no podría jugar de otra manera, si intento jugar al golf de manera pasiva no podría jugar”, explicó Rahm en la rueda de prensa oficial del US Open, en la admitió que, “salvo quizás estar mucho tiempo fuera de cada y alejado de la familia”, todo lo que le está pasando es positivo. Esa ambición, esa valentía, le han causado disgustos recientes como quedarse fuera del corte por primera vez en su carrera en The Memorial, pero al mismo tiempo son las virtudes que le han permitido llegar a muchos domingos con opción de ganar desde que es profesional. “Ganar un torneo, meterme entre los diez primeros del mundo... Cuesta acordarse de todos los sueños cumplidos, pero esa lista no ha hecho más que empezar”, afirmó Jon Rahm como balance de su primer año junto a los mejores golfistas del mundo.

El US Open, el Britisj Open y el Masters son los tres grandes que ya ha jugado el de Barrika y los que le van dando un poso, una acumulación de experiencias para saber manejar todo lo que supone un major. “El año pasado llegué el sábado, practiqué el domingo, el lunes, el martes y el miércoles. Y ese día estaba ya listo para irme. Tuve que esperar todo el día para luego salir a jugar el jueves? Este año he preferido venir a principios de semana. Quería descansar un poco en casa, entrenar, practicar, ser más paciente y no precipitarme”, comentó para explicar este ligero cambio de rutinas con el que busca reducir el desgaste físico y emocional que, por ejemplo, le pasó factura en Augusta. En su primer contacto con el campo de Erin Hills, Rahm compartió vuelta con Mason Andersen, un chaval de 18 años, también alumno de Arizona State, que debuta en el US Open: “Le he dicho que se lo tome con calma, que esto es como un maratón cuesta arriba”.

El trazado cercano a Milwaukee, que se estrena como sede del US Open, es un par 72 de siete kilómetros que le ha gustado a Rahm: “Es como un links al que le han cargado de esteroides”. Se refiere el de Barrika a que el recorrido de Erin Hills se parece a muchos de los que se juegan en las zonas costeras de Europa por la ausencia de árboles y la influencia del viento, pero con algunas características propias de los campos estadounidenses, donde los pegadores como él encuentran terreno para expresarse. “Es muy largo, con grandes greenes, algo diferente a lo del año pasado. Creo que va a ser muy divertido. He disfrutado jugándolo en las prácticas, hay muchas oportunidades de tirar a la bandera y se puede ser creativo”, añadió.

largo y recto Jon Rahm va a poder pegar al drive, “mi golpe favorito”, pero deberá tener cuidado porque en Erin Hills la hierba fuera de calle está muy alta y “no me extrañaría que se perdieran algunas bolas”. “Largo y recto” van a ser los mandamientos del vizcáino en los golpes de salida para no meterse en complicaciones. Sabe que habrá hoyos en que tenga que reducir riesgos, sobre todo si se levanta el viento, y también que tendrá que afinar con el putt a la hora de definir las oportunidades de birdie y robarle golpes al campo. En el Dean & Deluca perdió en los greenes la oportunidad de lograr su segundo triunfo en el circuito de la PGA tras el de Torrey Pines y en The Memorial le costó no pasar el corte.

“El US Open es difícil mentalmente, hay que ser paciente”, es la conclusión a la que ha llegado Jon Rahm. Pero no por ello cambian sus expectativas. “Siempre son jugar lo mejor que puedo, tratar de hacer mi golf. Obviamente, soy un jugador diferente al del año pasado, he adquirido madurez y experiencia, todo a mi alrededor ha mejorado y me siento con mucha confianza”, aseguró. En Erin Hills, el vizcáino volverá a coincidir con Sergio García, el ganador del Masters, y con Rafa Cabrera, que viene de hacer cuarto en el FedEx Classic. Rahm reconoció que la rivalidad con el castellonense y el canaria es “muy sana, pero a la vez nos sirve de motivación al inicio de cada torneo y ha hecho que los tres mejoremos”. Con los focos encima de él, Jon Rahm se siente cómodo y en Erin Hills no es una excepción. El US Open, un año después, recibe a un jugador en busca de su techo en el golf mundial.