montreal - Mercedes se encontró en el Gran Premio de Canadá con la carrera más plácida de la temporada. La desastrosa salida de los dos Ferrari, el daño en el alerón de Sebastian Vettel y el abandono de Max Verstappen desbrozaron la competencia del camino de la escudería alemana, que firmó un doblete sin hacer nada extraordinario. Lewis Hamilton ganó en Montreal, secundado por su compañero de equipo, Valtteri Bottas, a quien mantuvo gran parte de la prueba a más de 15 segundos. Igualmente, el finlandés rodó prácticamente todo el evento con la misma diferencia sobre el tercer clasificado, un Daniel Ricciardo que sufrió apuros con los Force India, pero que finalmente conservó la restante plaza de podio.

La carrera se desató alocada. Los Ferrari pecaron soltando embrague. Situación que aprovechó Verstappen para realizar tal vez la maniobra más espectacular del curso. El holandés partía quinto, pero arriesgó por la zona sucia del trazado y se alojó segundo, en solo una curva, acechando a Hamilton. Si bien, en ese inimaginable adelantamiento múltiple por el exterior, tocó el alerón delantero del monoplaza de Vettel y lo partió. Esto obligó al líder del campeonato a visitar su garaje en la quinta vuelta, lo que le rebajó hasta la última posición. Su jornada quedaba hipotecada. Antes salió a pista un safety car motivado por un múltiple accidente de Grosjean, Sainz y Massa, retirados estos dos últimos. No alteró el orden.

Privados de expectativas los Ferrari, Mercedes solo encontraba en Verstappen a un digno rival. Pero en la undécima vuelta al circuito Gilles Villeneuve el Red Bull del holandés se quedó parado por causa mecánica. Tercer abandono en las últimas cinco carreras para Mad Max. Así, se extendía la alfombra roja. Se dibujaba un paseo triunfal, tanto de Hamilton como de Bottas. El inglés, por si las moscas, se exprimió en las primeras vueltas, nada más apartarse el coche de seguridad, y dejó anclado al finlandés, incapaz de amenazar a su compañero. Las flechas plateadas quedaron olvidadas para la realización televisiva, que apenas dio el gusto a los patrocinadores. Los Mercedes se vieron desahuciados por la gloria.

alonso mantiene su regularidad Detrás, Fernando Alonso, que partía duodécimo, pintaba falsas esperanzas retrasando su cambio de neumáticos. Llegó a rodar cuarto el asturiano, pero la fantasía se difuminó cuando completó su parada. Regresó undécimo a la pista. Si bien, volvería a ocupar plaza de puntos, la décima, hasta que en la vuelta 68 de las 70 pactadas regresaron los fantasmas de McLaren-Honda: nuevo abandono. Quinto del año de seis posibles. Porque Canadá era la séptima prueba del curso, pero Alonso se perdió la cita de Mónaco por competir en las 500 Millas de Indianápolis, donde curiosamente también abandonó por problema mecánico. A su compañero Vandoorne no le fue mucho mejor. Acabó decimocuarto. McLaren sigue siendo el único equipo sin puntuar a estas alturas. Ver salir a Alonso del coche y subir a la grada junto a los espectadores fue surrealista. Incluso cómico.

La emoción quedó relegada a la pugna por las migas, la tercera plaza que dejó Mercedes. La ocupó Ricciardo todo el evento. Pero los Force India optaron a ella, tanto Checo Pérez como Esteban Ocon, que serían quinto y sexto, respectivamente. El problema que tuvieron estos fue que Ricciardo les frenó hasta que los Ferrari se les echaron encima. Vettel, avecinado desde las catacumbas, rodaba sexto en la vuelta 48 y a solo 2,5 segundos del podio. Pero le quedaba una parada por completar. Aun así, en el giro 69 se libró de los Force India y firmó la cuarta plaza para minimizar los efectos del percance inicial. Aterrizaba en Montreal con 25 puntos de ventaja en el Mundial y se marcha con solo 12. Ayer decidió la fortuna, que brindó por Mercedes, con vía libre.