Tras la fallida apuesta por Andrea Bargnani, una de las conclusiones que ha dejado esta temporada en las oficinas del Buesa Arena de cara al futuro es la imperiosa necesidad de encontrar para el próximo proyecto un pívot dominante que dote de solidez a un juego interior de pocas campanillas y en el que Sito Alonso ha echado de menos una mayor capacidad intimidatoria y juego de espaldas al aro.
Por todos es sabido que el de cincos no es un mercado fácil, ya que las contadas piezas con el cartel de desequilibrantes que siguen a estas alturas en Europa suelen ser inalcanzables para la tesorería azulgrana. Tras dos veranos apostando con suerte desigual por dos jugadores de reconocido prestigio como Bourousis y Bargnani, es factible que la secretaría técnica deba apostar esta vez por alguien más desconocido pero en fase de crecimiento y con la ambición tatuada en el rostro. Entre los objetivos del Baskonia, se halla un gigante francés que se está convirtiendo últimamente en la gran sensación de la Pro A francesa. Se trata de Moustapha Fall, un espigado pívot de 2,18 metros y 25 años al que todavía le queda un año más de contrato en las filas del Elan Chalon, inmerso en la actualidad en el play off de semifinales ante el París-Levallois.
El rendimiento de Fall, incluido en la preselección francesa de Vincent Collet para el Europeo de este verano, describe una clara línea ascendente en su carrera. El año de su explosión definitiva ha sido precisamente el actual, lo que le ha colocado como uno de los interiores más apetecibles no sólo para los clubes de Euroliga sino también la propia NBA. De hecho, se ha puesto en el escaparate al protagonizar alguna incursión en las Ligas de Verano. Cuando acabe la temporada, el galo tiene previsto viajar a Estados Unidos con el fin de realizar algunos entrenamientos privados para los Jazz y los Clippers.
Pendiente de lo que pueda suceder con su futuro hay muchos equipos, entre ellos un Baskonia acostumbrado en los últimos años a pescar en un mercado cada vez más pujante como el francés (Causeur, Rochestie, Adams, Beaubois...) al no ser excesivamente caro y ofrecer productos muy interesantes.
Al margen de promediar unos números notables que le permiten ser el segundo jugador más valoración de la Proa A (12 puntos, 9,1 rebotes y 2,4 tapones para un total de 20,6 tantos de media en 30 minutos de juego), Fall ya se encuentra en un punto maduro de su carrera y llama a las puertas de un club grande. La mayoría de sus canastas son cerca del aro -esta temporada promedia casi un 70% en tiros de dos- y, sobre todo, es un intimidador voraz que cambia tiros a los rivales amparado en una envergadura colosal que muchos sitúan en 2,40 metros. Pese a su interminable figura, también tiene facilidad para correr el contragolpe. En el lado negativo de la balanza figura el hecho de que es un deficiente lanzador de tiros libres.
Nacido en París, ha desarrollado toda su carrera en su país natal militando con anterioridad en equipos como el Poitiers, el Monaco y el Antibes, del que fue adquirido el pasado verano por el Chalon previo pago de un traspaso. Tiene contrato hasta 2018, por lo que cualquier interesado en adquirir sus servicios debería abonar una indemnización a un club que esta campaña ha sido finalista de la cuarta competición continental (Copa de Europa de la FIBA) y pelea por el título de la Proa A. Fall ha sido uno de sus grandes activos con numerosos reconocimientos a nivel individual, entre ellos el de mejor defensor y el de jugador que mayor progresión ha experimentado.