- Sin excusas. Iker Irribarria aceptó la derrota con deportividad. Oinatz Bengoetxea fue mejor y no hubo nada más que decir. El delantero de Arama se mantuvo siempre fiel a su juego, buscando aprovechar su enorme pegada y tratando de evitar al lei-tzarra en los cuadros alegres. En varias fases lo consiguió, pero al final, en un toma y daca lleno de emoción, Bengoetxea estuvo más acertado y se llevó la txapela del Manomanista. Fue la primera final perdida por el guipuzcoano y su primera derrota en el campeonato del mano a mano. Aun así, Irribarria se mantuvo firme, reconoció que había sido derrotado justamente y lanzó un aviso para la siguiente edición: “De esto también se aprende y volveremos el año que viene”.

Irribarria cayó derrotado por primera vez en el campeonato del Manomanista. Su primer tropiezo en la distancia dentro de una corta carrera. “Se ha visto que no soy invencible. El mérito ha sido suyo. Lo he intentado, he tratado de llevar el partido a mi terreno, pero lo que ha jugado Oinatz ha sido una barbaridad y se ha visto que cuando el partido se juega adelante, es amo y señor”, explicó el aramarra. Irribarria trató a base de pegada que Bengoetxea estuviera lo más lejos posible del frontis y no pudiera hacer daño con sus imprevisibles golpeos en las distancias cortas. “Ahí adelante no he podido gozar en muchas ocasiones y Oinatz tampoco me ha dejado. Se ha visto que está con nervio y he intentado aprovechar mis oportunidades, pero no ha podido ser”, añadió.

El defensor del título mandó en la lucha de poderes. A la hora de demostrar la fortaleza, Irribarria siempre estuvo un paso por delante y obligó a Bengoetxea a dar una exhibición defensiva. Sin embargo, cuando se entró en el cuerpo a cuerpo, en la lucha en los cuadros alegres, a Irribarria le faltó la brillantez necesaria para poder combatir con un experto en estas lides como el leitzarra. “He intentado hacerlo lo mejor posible en cada momento. Es cierto que adelante no he jugado mucho, pero Oinatz tampoco me ha dejado. No entregaba la pelota, la echaba al cuatro, cuatro y medio, y cuando el otro está así es muy difícil jugar”, explicó el guipuzcoano, que reconoció que le faltó colmillo en ciertos escenarios: “Puede que me haya faltado terminar más el tanto, pero me voy contento. Este es mi estilo de juego, Oinatz ahí adelante es mucho más que yo. No me sentía con mucha confianza y así cuesta más acabar el tanto”. El resto fue también fue un martirio para Irribarria: “Ha estado perfecto con el saque. Ha acertado con el saque remate y esa es su arma. Te enreda ahí adelante, en eso es el mejor, y si está enchufado es muy difícil. Sabía lo que iba a hacer, pero lo ha hecho perfecto”. También los nervios impidieron ver la mejor versión del delantero de Aspe: “Las piernas no me funcionaron bien al principio, aunque he cogido ahí la distancia. Nervios vamos a tener todos en las finales, los ha llevado mejor Oinatz y ha acertado más que yo, por eso se ha llevado la txapela”.