ROMA - Garbiñe Muguruza buscaba buenas sensaciones en el Premier de Roma antes de Roland Garros y sale con las alarmas encendidas. Si llegar a semifinales en el Foro Itálico le permitirá ser mañana la número 5 del mundo y salir así como una de las cuatro primeras favoritas en el Grand Slam que ganó el año pasado, su retirada por lesión ayer ante Elina Svitolina genera máxima preocupación a menos de una semana de que arranque la cita parisina.

Solo se llevaban 2 1 minutos de partido y Muguruza decidió abandonar, por lo que la ucraniana disputará hoy una final inédita de Roma ante Simona Halep. Es la cuarta vez en nueve torneos disputados esta temporada, tras Brisbane, Dubai y Miami, que la vasco-venezolana deja un encuentro en el transcurso del mismo, una cifra que revela que el físico no la está acompañando desde que arrancó 2017. Durante esta semana había lucido un vendaje compresivo en el muslo izquierdo por lo que se dijo que era una leve sobrecarga, pero ayer ese vendaje lo llevaba en la derecha. Sin embargo, la razón oficial de su retirada fue una lesión en el cuello.

Con 4-1 en contra en el primer set y después de unos juegos en los que se había mostrado poco activa de piernas, requirió la presencia de la fisioterapeuta del torneo, pero ni siquiera hubo lugar al tratamiento y Muguruza abandonó de inmediato para sorpresa de su rival. Explicó después que se produjo la lesión en el ligero entrenamiento previo a la semifinal cuando trataba de restar saques de su sparring. “Es algo raro, he ido a golpear una bola y de repente he sentido que no podía mover el cuello. He ido al vestuario y he preguntado a mi equipo técnico qué podía hacer. No había nada que hacer, estaba bloqueada”, comentó. Aún así, salió al Campo Centrale para probar, pero en el cruce de bolas de calentamiento con Svitolina ni siquiera pudo sacar porque “sentía que no podía”. “No sabía qué hacer. Pero he saltado al campo, quería intentarlo, a ver si a lo mejor podía sacar más lento. No quería marcharme de Roma sin intentarlo”, añadió.

Evidentemente, Garbiñe Muguruza, que había exhibido un gran nivel en el duelo ante Venus Williams, no quiso arriesgar lo más mínimo en puertas de Roland Garros donde saldrá con la presión de defender el título y, con ello, los 2.000 puntos que se conceden cada año a la ganadora. De hecho, la tenista vasco-venezolana no alcanza al menos las semifinales en el Bois de Boulogne caerá por debajo del Top 10 por primera vez desde que jugó la final de Wimbledon en 2015. “No estoy preocupada por la lesión, tengo una semana para recuperarme. Creo que se me puede pasar y que llegaré bien a mi próximo torneo”, aseguró después de haber cumplido el objetivo con el que llegó a Roma.

dos generaciones La final del Masters 1000 de Roma será un duelo generacional entre Alexander Zverev, el líder de esa NextGen que está promoviendo la ATP, y Novak Djokovic, el jugador que en este torneo debe defender la bandera de aquellos que aún se resisten a entregar el testigo. El serbio se ha enchufado en cuanto ha atisbado la cercanía de Roland Garros, donde también defenderá título, y, después de concluir por la mañana su partido de cuartos de final ante Del Potro, por la tarde salió con el colmillo afilado ante Dominik Thiem, que venía lanzado tras derrotar a Rafa Nadal, el otro jugador que junto a Nole ha dominado la última década en el Foro Itálico. Pues el de Belgrado solo le permitió a Thiem hacer un juego para un triunfo por 6-1 y 6-0 en una hora de vendaval que arrasó al austriaco, fundido tras tres semanas muy exigentes.

Por el contrario, Djokovic ha recuperado el tono físico y mental tras un año bastante discreto y en su novena final en Roma, en la que persigue su quinto título, se medirá hoy a Zverev, que venció al sorprendente John Isner con un convincente 6-1 en el tercer set después de dos sets anteriores muy equilibrados. Será la primera final de un Masters 1000 para el jugador alemán de 20 años y el primer duelo entre ambos en el circuito.