Duración: 45:50 minutos de juego.
Saques: 4 de Irribarria (tantos 5, 11, 12 y 20) y 2 de Rezusta (13 y 16).
Faltas de saque: 1 de Rezusta.
Pelotazos: 189 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 12 de Irribarria y 12 de Rezusta.
Errores: 3 de Irribarria y 5 de Rezusta.
Marcador: 0-1, 1-1, 1-2, 2-2, 3-3, 4-3, 9-4, 10-4, 12-5, 13-5, 13-6, 14-8, 16-9, 17-9, 21-10 y 22-17.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Igor Olazabal (con su subrino Iker Irribarria) y Mikel Gallastegi (con Beñat Rezusta).
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 40 a favor de Irribarria.
Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales del Campeonato Manomanista de Primera de la LEP.M disputado en el frontón Astelena de Eibar. Buena entrada. 955 espectadores.
Eibar - Iker Irribarria se clasificó ayer para su segunda final del Manomanista en el Astelena de Eibar, a la que accederá de modo consecutivo. El delantero de Arama, campeón en curso, se deshizo de Beñat Rezusta, que dio una gran imagen, y se disputará la txapela de la cita más importante del curso con Oinatz Bengoetxea el próximo domingo 28 de mayo en el frontón Bizkaia de Bilbao.
El delantero guipuzcoano se cargó de razones en el frontón eibartarra ante un adversario complicado, el que más difícil le ha puesto las cosas en la competición de Primera. El triunfo le servirá para sacar músculo en la antesala del choque que cierra la temporada invernal. Irribarria supo actuar de cerrajero y encontró las llaves de la eliminatoria en una cita de digestión lenta, disputada a gran velocidad y con tantos de mérito. Puro espectáculo en el Astelena. Los guipuzcoanos rompieron el Manomanista clásico en La Catedral. Una ironía, un canto a la pegada estratosférica de dos bestias. Fue increíble el inicio, sobre todo, del bergararra: eléctrico, explosivo, un volcán. Pero Irribarria está en proceso de manejar todas las claves. En Eibar asombró por su pose de delantero y por su forma de entablar relaciones con el sotamano.
El de Arama no asomó ayer con el músculo del segundo pelotazo de otras ocasiones, que derrumban torres gigantescas, pero sí que destacó otras virtudes. En especial, la defensa de aire, con la que Rezusta tuvo que buscar huecos y forzar las maquinaria. Irribarria llevó restos como un puntista -pie en pared, cuerpo al aire y zurda arrimada- a saques imposibles, contestó con la volea a pelotazos de genio y supo abrir sin arriesgar. Un dechado de virtudes. Además, la diferencia entre las dos diestras, más por confianza que por pegada, puesto que Rezusta la sacó con éxito, marcó también el devenir de una contienda en la que hubo espectáculo. Unió Iker sus labores más oscuras a un buen remate. ¡Eureka! La final le llegó con peligro, pero llegó. Irribarria es más que golpe.
con la cabeza alta Y es que, aunque falta la final de consolación, el zaguero de Bergara puede marcharse del Manomanista con la cabeza bien alta, después de inquietar a un contrincante con pocas fisuras, que sufrió en los momentos finales del choque -en los que el dominio era claro: 21-9- por el gran despliegue de Beñat, peleando a la desesperada. Al zaguero le penaron algunos fallos claros, provocados por la dificultad de superar al aramarra, una falta de saque y los cuatro restos que no cuajó. Por lo demás, Rezusta estuvo sensacional, dando síntomas de una zurda sideral en el primer traqueteo y de gran clase con la dejada en la revuelta final.
El descorche de la semifinal fue para quitarse el sombrero: potencia, trabajo y clase por parte de los dos duelistas. El guardaespaldas tuteó al campeón en golpe y le superó. Irribarria se ató al partido como no lo había tenido que hacer antes. Una prueba más para su progresión. Superada. Hasta el 2-2 se cruzaron 37 pelotazos y fue Rezusta el que dio las caras y las cruces. Un error provocó el empate y dio la pelota a Irribarria, que inició su escalada por la facilidad a la hora de terminar ante un adversario menos acostumbrado a restar de aire. El saque-remate le abrió la puerta. Un buen sotamano contestó al aroma funambulista del aramarra (3-3). El campeón, entonces, puso en práctica otra de las líneas maestras del guion: buscar la derecha. Le salió.
Del 4-3 al 9-3, Irribarria se fue de una tacada y puso el primer cimiento del billete a la final. El acierto en el saque y las dudas en el resto de Beñat abrieron una brecha que se siguió ampliando. La incertidumbre engrandeció la sombra del delantero, quien se sacó de la manga una colección de soluciones, sin yerros de bulto, con sobriedad y buenas sensaciones. Aun sometido en ocasiones, la constancia machacó el golpe de su adversario como la gota china. Una tortura hasta el 21-9, donde parecía increíble lo que era capaz de hacer el joven de Arama, inexpugnable.
Pero, Beñat se revolvió en un final de infarto, en el que restañó la herida hasta el 21-17. Una dejada bien tirada que agarró Irribarria y le forzó a perder su posición acabó por tumbarle. El público les despidió en pie.