VITORIA - El Giro asusta de verdad. La última semana da miedo, pero mucho miedo”, desliza Omar Fraile, rey de la montaña en la Vuelta, cuando rastrea el perfil que descapota el Giro más salvaje y atávico. La visión de las cumbres que elevan el Giro al cielo, terroríficos el Mortirolo, que llevará el nombre de cima Scarponi en recuerdo del corredor italiano recientemente fallecido, y el Stelvio, la cima Coppi, la que posee el mentón más desafiante entre las montañas. La estampa de las moles, navajas de piedra, que desembocan en el tramo definitivo del Giro emparentan con ese plano que mira al Hotel Bates, donde el miedo psicológico observa desde una ventana inquietante tras el hotel, solo iluminado por un cartel en una noche de lluvia. Psicosis. De ese material, del miedo que se imagina, que se intuye, que se palpa con el pensamiento, que se sabe incluso antes de adentrarse en él, como ocurre con el pasillo que se abre hacia el temor y el pánico en El Resplandor, está hecho el Mortirolo, el Stelvio, el Monte Grappa, Piancavallo, Oropa... Clavados esas monstruosas moles en una semana terrorífica, un pasaje para la supervivencia. “Al que le quede un gramo de fuerza será el que gane el Giro”, advierte Omar Fraile.

Ese gramo de fuerza, -la última miga del alma, que dicen que pesa 21 gramos y tal vez no sean suficientes para digerir la semana de pasión del Giro- del que habla Omar Fraile se identifica con Nairo Quintana, principal luminaria de una carrera que “en su última semana es una locura”, apunta el santurtziarra. El ciclista colombiano que persigue una hazaña, el confeti del Giro, prueba que conquistó en 2014, y el del Tour en el mismo asalto cree que la corsa rosa presenta “un recorrido muy exigente, muy duro”. “Destaco sobre todo la última semana por la cantidad de subida que hay. Creo que se van a hacer muchas diferencias allí y esa creo que es la particularidad de esta edición, que se han inclinado por un recorrido para escaladores”, reflexiona Nairo Quintana, antes de escudriñar bajo el microscopio las etapas más reseñables de la carrera.

Etna (4ª etapa): “No conozco la subida, pero lo que se ve en el perfil es una etapa muy dura. Seguramente me falte un poco de ritmo de competición respecto a ellos y el objetivo ese día será no perder tiempo”.

Foligno (10ª etapa): “Es una crono bastante exigente, muy larga. Creo que no me desfavorece tanto porque tiene varios repechos que me pueden ayudar porque en ese terreno de contrarreloj me defiendo bien. Está claro que me puede favorecer que el resto de favoritos no sean grandes especialistas, aunque gente como Pinot y Nibali sabemos que destacan contra el crono. Esperemos no perder mucho tiempo”.

Oropa (14ª etapa): “La conozco y es una subida bonita, que me gusta. Es una etapa particular, corta y con una única subida al final. Allí sí que seleccionará todo y la entrada al puerto va a ser bastante ‘divertida’. Será casi una cronoescalada hasta la meta”.

Bormio (16ª etapa): “Empezando por el Mortirolo, que sabemos lo exigente que es, y luego las dos subidas al Stelvio por vertientes diferentes. Va a ser una etapa especial porque en esas dos pasadas por el Stelvio llegamos casi a los 2.800 metros de altitud y eso le va a hacer daño a mucha gente. Y en el descenso de cara a meta también habrá que estar muy atento. Creo que la etapa del Stelvio va a ser la etapa reina, muy decisiva”.

Ortisei (18ª etapa): “El día de Ortisei es un recorrido con mucho desnivel. Es una etapa bastante impegnativa, como dicen en Italia. Es un trazado exigente, todo el día subiendo y bajando, con una especie de circuito al final y un descenso con buena carretera pero que exigirá atención y por último seis kilómetros para arriba que decidirán la etapa”.

piancavallo (19ª etapa): “Una subida final muy exigente con rampas muy duras. El que tenga más fuerza a esta alturas del Giro puede marcar las diferencias. Es una ascensión de más de una hora de duración y se va a hacer muy duro”.

Asiago (20ª etapa): “Subimos primero el Monte Grappa, que es un puerto exageradamente duro. Allí gané una cronoescalada, aunque era por otra vertiente. En el descenso por el valle hay que llevar cuidado y ya llegamos al segundo puerto, que también es bastante exigente. Habrá que ver con qué diferencias se llega allí, pero sí que si hay alguien con fuerza que recuperar tiempo hay terreno suficiente. El final en Asiago es ya más llevadero, con repechos”.

Milán CRI (21ª etapa): “Creo que el Giro puede estar decidido ya antes de la crono final, con diferencias amplias para afrontarla. Pero es una contrarreloj y quien esté delante no se puede descuidar para asegurarse la victoria y defender el liderato”. Un Giro de miedo.