Madrid - El Real Madrid comprobó, tras el primer partido del play off de cuartos de final ante el Darussafaka turco, que esta eliminatoria no se dilucidará en una campo de batalla abierto y con grandes y gloriosas tácticas, sino que deberá quitarse el esmoquin y luchar cuerpo a cuerpo en las trincheras.

Las características como equipo del Darussafaka eran conocidas por todos, y mejor que nadie por Pablo Laso, entrenador del Real Madrid. Fuertes, atléticos, tiradores y amantes del uno contra uno, pero aún así sorprendieron al anfitrión durante los primeros 18 minutos del primer partido. El Real Madrid salió “sin energía”, en palabras del vitoriano al término del choque, y hasta que no igualó el potencial físico, en defensa, que propuso el equipo turco no comenzó a ver la luz de la victoria.

El Madrid salió muy en el papel de campeón de la fase regular y, por tanto, claro favorito. Pero enfrente se encontró un equipo, que ha quedado entre los ocho mejores de Europa por méritos propios, dispuesto a explorar sus mejores cualidades en un partido valiente, duro y sin red. Es lo que tienen de apasionantes los play off. Nada de lo anterior cuenta y es el aquí y ahora el que determina el vencedor.

Hoy se juega el segundo punto. Y los dos equipos vuelven a comenzar de cero. No hay tiempo para casi nada. Laso dejó fuera del equipo a Andrés Nocioni y no dio un solo minuto a Felipe Reyes, dos bazas que a buen seguro aparecerán a lo largo de la serie. Las sensaciones que se transmiten son, a veces, muy importantes y Brad Wanamaker, con ser uno de los mejores jugadores que actúan en Europa, pareció por momentos absolutamente indefendible. - Efe