Mikel Larunbe apuntaba maneras desde que era un chaval espigado con dos brazos largos y se ató a los proverbios que hablan de que la inspiración no nacen del campo por arte de birlibirloque. El secreto, siempre sentencia el galdakoztarra, que no se esconde, reside en una sola palabra: trabajo. Es el tajo el único modo de que las musas te toquen la cabellera con su varita de modo que la bombilla se encienda, nazca el eureka y los aplausos impidan que el telón caiga. Larunbe, también dicen, se acoda en perfil alemán: directo, exhaustivo, matemático y metódico. A Larunbe le van las ecuaciones y el dos y dos son cuatro. De ese armazón cerebral, cubierto del kevlar de la lógica, se destaca su fortaleza. Ella le ha sacado de los baches, de los momentos complicados, y le hizo despedirse de los pies de cemento en el océano manista después de arañar año y medio al almanaque como peaje. Ahora, trata de volar después de resistir: corazón de piedra, manos de estibador y mirada de ingeniero. El primer ochomil es la final de mañana en el frontón Bizkaia de Bilbao, donde tendrá trabajo. Viene vacunado de casa. No le asusta el dolor. No le asusta sufrir. No le asusta el terror. Él mismo reconoce que no existen las flores de un día mientras repite rutinas trazadas desde que emergiera. La llave siempre estuvo en su interior. Aunque las cosas se torcieran, Larunbe continuó erre que erre. Karmelo Ariznabarreta le pone palabras: “Este Parejas o te hunde o te tira para arriba”. El galdakoztarra es más que un superviviente.
“Es un currela”
Ibai Zabala formaba parte del grupo de entrenamiento de Iurreta en el que se encontraban todos los pelotaris vizcainos de Asegarce hasta que se trasladó la sede al Bizkaia de Bilbao, donde se ejercitan actualmente los manistas de la empresa. El berriztarra, curtido en mil batallas, recuerda que “desde que debutó, Mikel apuntaba buenas maneras. Los que llevamos tiempo ya en esto nos fijamos sobre todo en las posturas más que en el resultado, porque al principio cuesta adaptarse. Mikel tuvo un debut difícil, arrastró problemas de manos y se rompió el escafoides, con lo que tuvo que pasar bastante tiempo parado”. Además, el zaguero desgrana que “en este campeonato tiene lo que se merece, que es la final. Se la ha ganado a pulso. Larunbe es un tío supercurrela y trabaja un montón”. Declara Zabala que Larunbe “es muy alemán”.
Desde el punto de vista de su evolución, bajo el punto de vista de Ibai, lo que ha cambiado en Larunbe es “la experiencia, todos los partidos que ha jugado y las horas que mete entrenando”. “Por otro lado, los pelotaris tenemos un salto de calidad, que algunos dan antes y otros, más tarde. A Larunbe le ha tocado ahora”, mantiene. El vizcaino compartió parte del Parejas de 2014 con Bengoetxea VI y hace hincapié en que “Oinatz le ha dirigido muy bien. El leitzarra es ideal para un pelotari que empieza. Ayuda a crecer y él ha crecido”.
“Lo que hay que tener claro es que un zaguero necesita tiempo. Hay gente que no lo entiende. Hay que adaptarse al material y al recorrido de la pelota. Si Mikel destaca en algo es en el trabajo”, apunta Zabala.
“Necesitaba horas de frontón”
“Hubo un partido que jugué en Matiena y a él le tocó jugar el telonero. Tuvimos una pequeña discusión en el frontón y se fue enfadado para casa. Al día siguiente le llamé para decirle que, si quería mejorar, necesitaba horas de frontón”, recuerda Pablo Berasaluze, entonces manista de Asegarce y ahora técnico de la operadora. “Teníamos relación por el tiempo que pasábamos en Iurreta y se lo dije como un amigo. Era lo que creía y él sabía que podía contar conmigo para lo que hiciera falta. Le dije qué cosas tenía que trabajar en la cancha de modo específico y lo que necesitaba eran horas. Con el tiempo ha terminado viéndose”, agrega el exdelantero.
Bajo el veredicto de Berasaluze, “no hay secretos”. “Mikel siempre había sido un pelotari bonito, con buenas manos, pero al que le faltaba frontón. Si no hacía eso, en tres o cuatro años se le podía escapar el tren. Podía haber pasado de ser una figura a un pelotari normal”, cuenta. “Los pelotaris y los chavales jóvenes tienen que meter tiempo. Ese es el modo con el que más se mejora. Mikel me hizo caso y ha crecido muchísimo”, confiesa Pablo.
Asimismo, revela el berriztarra que el zaguero “es muy joven y todavía tiene que aprender”. “Larunbe ha aumentado mucho sus prestaciones pero hay que pulir diversos aspectos. Le ha costado llegar, pero hay que seguir trabajando y realizar repeticiones para interiorizar las cuestiones técnicas”, dice.
“Mentalmente ha demostrado su fuerza”
Antes de dar el salto a profesionales, Larunbe asfaltó toda su carrera en el club Adiskide de Galdakao, en el que también estuvieron Mikel Urrutikoetxea y Danel Elezkano, presentes en el Parejas. En su etapa sénior, Mikel coincidió con Karmelo Ariznabarreta como entrenador del bloque de tecnificación. “Se veía que tenía condiciones, ya que se adapta al tipo de manistas que se manejan hoy en día. Era un guardaespaldas con dos manos buenas y una gran zurda. Con la derecha tenía más problemas, porque tenía que flexionar más las piernas. La ser un manista delgado y espigado le costaba bajar”, sostiene el exprofesional de Galdakao y actual presidente de la Federación de Bizkaia de pelota vasca, quien agrega que “aun así, tiene que seguir mejorando”.
Mentalmente también ha endurecido. “Recuerdo alguna conversación con los responsables de Asegarce en la que me decían que iban a apostar por él. Le dije que se cuidara, que igual surgía esa oportunidad y Larunbe la tomó con ilusión. Antes del Parejas ya estaba dentro de los mejores y este tipo de competición tiene eso: o te hunde o tiras para arriba”, desbroza Ariznabarreta. Apostilla, además, que “por todo ello ha demostrado haber crecido en el apartado psicológico”. “Siempre ha tenido claro que cuando algo sale mal hay que volver a repetirlo hasta que sale bien. Ese es el camino hacia el éxito. Ha demostrado ser otro zaguero en el Parejas y que ha mejorado mucho”, relata Karmelo, quien finaliza que “es otro referente para Bizkaia. Hay nivel. Quizás no tenemos muchos, pero acaban pidiendo paso”.
“Tiene un cuerpo hecho para la pelota”
Etor Mendia actúa como preparador físico de Asegarce y asevera que “la característica principal de Larunbe es que es un gran trabajador”. “Es un deportista al cien por cien y siempre tiene la cabeza puesta en cómo seguir mejorando”, comenta el técnico guipuzcoano, quien agrega que “llevaba varios años trabajando bien, pero le faltaba, bajo mi punto de vista, completar los partidos. Tenía diferentes fases en los enfrentamientos. Le daba muchas vueltas a la cabeza en cómo hacer frente a eso”.
Con el problema delante, Mendia habló con Larunbe y recibió un mensaje con la rutina de entrenamientos que estaba realizando hasta el momento por su cuenta. “Le estaba dando mucha importancia al trabajo de fuerza y lo que he tratado de hacer es unificar los entrenamientos. Veía que tenía muy diferenciadas las fases de fuerza, de resistencia... Estaba todo escalonado”, evoca el preparador, que admite que “las cualidades tienen que salir a relucir en un mismo partido, por tanto, tratamos de unificar todos los trabajos y la asimilación ha sido óptima. Mikel tiene una base física muy buena y estamos viendo que está completando los encuentros a muy buen nivel”.
Tal y como señala Etor Mendia, el punto de partida era bueno. “Tiene un cuerpo hecho para jugar a pelota. Las cualidades son buenas y es muy atlético. Si se trabaja bien, se estimulan las cualidades, pero la pelota es redonda y no siempre salen las cosas”, recita el técnico de Asegarce, quien pone en valor la presencia de Bengoetxea VI como compañero. De hecho, Mendia observa que “Oinatz le está dando confianza y ha sabido ganársela. Además, es fácil congeniar con él. En pelota, el dueto tiene que mezclar y apoyarse”.
Finaliza Etor que siempre hay una pregunta que ronda por la cabeza del galdakoztarra: “¿Este ejercicio es para llegar al mínimo o para ir al límite?”. Busca respuesta a su ambición por mejorar.