miami - Roger Federer batió registros en su plenitud como tenista y ahora, cuando su carrera camina hacia su final, se está empeñando en batir récords de longevidad. El de Basilea se impuso por tercera vez en Miami, lo que supone el vigésimo sexto Masters 1000 de su carrera y le convierte, con 35 años y 7 meses, en el más veterano ganador del antiguo torneo de Cayo Vizcaino. Federer ha ganado desde comienzo de año el Abierto de Australia y los dos Masters 1000 que se han disputado. Once años después ha vuelto a llevarse el Sunshine double, el encadenamiento de Indian Wells y Miami, y hoy saldrá como número 4 de la ATP. Son trece puestos de mejora en apenas tres meses para un jugador que vuelve a ser infalible, sobre todo en sus terrenos favoritos. De hecho, llegó a la final en Miami tras superar dos bolas departido en cada uno de sus duelos anteriores ante Berdych y Kyrgios.

Y, de nuevo, a su lado viaja Rafa Nadal, derrotado ya por tercera vez este año en tres finales y en sus tres duelos ante el suizo. El balear se ha topado con la nueva mejor versión de Federer justo cuando él también ha encontrado el camino de regreso a las rondas finales, lo que puede llevar a cierta frustración, como aquella que sintió el propio Federer cuando perdía sistemáticamente ante Nadal a comienzos de esta década. Pero la rivalidad más larga de la historia del tenis sigue dejando más capítulos y ayer llegó al mismo lugar donde empezó hace trece años. La final de Miami, disputada en unas duras condiciones de humedad, no fue el mejor partido entre ambos y se decidió (6-3 y 6-4) porque en estos momentos Federer está logrando descifrar las claves del juego de Nadal; o al revés, el de Manacor no acierta con la fórmula.

En el primer set, a los dos jugadores les costó hacerse con sus servicios y fue una cuestión de aprovechar las oportunidades. Federer logró romper en el octavo juego y dio un gran paso hacia la victoria porque una remontada exigía un enorme desgaste al que Nadal, en déficit de confianza y sin filo al resto, no pudo hacer frente. En el segundo set, el helvético, tocado incluso con algunos golpes de fortuna, se anotó sus tres primeros saques sin ceder un solo punto y, de repente, rompió de nuevo el saque de Nadal en el noveno juego para atrapar el título con el suyo.

De nuevo, el guion salió perfecto, con pulcritud y efectividad máximas, y Roger Federer ya suma cuatro victorias consecutivas ante Rafa Nadal, algo que nunca había logrado antes. Nunca es tarde, puede decir el suizo, que ha vuelto tras seis meses lesionado mejor de lo que se fue para vivir una segunda juventud y acaparar títulos cuando se pensaba que ya había abandonado el centro de la escena.