Bilbao - En la trayectoria de Jon Rahm, la figura de Tim Mickelson ha tenido un peso fundamental. Ha sido el encargado de guiarle en el paso definitivo. El salto al mundo profesional. Desde la universidad de Arizona State hasta el PGA Tour, el vizcaíno ha convivido con los consejos del entrenador estadounidense en estos últimos años.
¿Qué valoración hace de la actuación de Jon Rahm en el World Championship Dell Technologies Match Play?
-No creo que Jon esté sorprendido por haber tenido la oportunidad de ganar el último World Championship Dell Technologies Match Play. Jon cree en sus habilidades, sabe que pertenece al PGA Tour y este torneo fue otra semana de preparación para tratar de ganar y continuar haciéndolo bien.
Rahm vivió una montaña rusa de sensaciones en el Mundial Match Play, con una mala racha en la final seguida de una gran remontada. ¿Considera que todas estas experiencias le van a servir de cara al futuro?
-Sí, porque cada vez que tienes la opción de ganar un torneo, aprendes mucho sobre tu propio juego, sobre cómo te sientes. Cada vez que tienes una oportunidad de ganar, ganes o pierdas el torneo, aprendes mucho de ti mismo y ganas experiencia. Luego, obviamente, cuanta más experiencia tengas, más opciones tendrás de ganar torneos más adelante.
¿Qué aprendió en ese campeonato del mundo?
-Aprendimos muchísimo. Rahm se enfrentó al número uno del mundo, nunca se rindió y confirmó que pertenece a la élite del golf.
¿Cuáles cree que son las opciones reales de Rahm en el Masters de Augusta?
-El Masters de Augusta es un torneo muy complicado de ganar para un debutante. Fuzzy Zoeller fue el último que lo consiguió y fue hace unos 40 años. La historia dice que Jon no tiene muchas opciones, pero Jon tiene un golpeo largo desde el tee y es el tipo de jugador que generalmente gana en Augusta, especialmente en los últimos años. Si Jon juega como lo ha hecho en los últimos meses, tendrá una oportunidad, a pesar de que no tenga demasiada experiencia. No sabemos si vencerá un major tan pronto, pero seguro que va a ir a intentar ganar.
¿Qué siente usted al ver a Rahm jugando a este nivel?
-Ya me sentí muy satisfecho cuando Jon dio el salto al PGA Tour, sin importar lo que ocurriera este año o el siguiente o en 2019. No sabíamos cuando se haría profesional, sin embargo, este año está muy cómodo y sabe que pertenece al PGA Tour, a la élite. No estoy sorprendido de que haya conseguido este éxito ni de cómo es capaz de trabajar, la sorpresa para mí es lo rápido que ha llegado a este nivel.
¿Cuándo esperaba que alcanzara este nivel de juego?
-No tan pronto. Lo esperaba tres o cuatro años después de que dejara Arizona State. Pensaba que podía obtener buenos resultados, pero que haya ocurrido tan pronto es una pequeña sorpresa.
¿Cuáles son a su juicio los puntos más fuertes del golf que atesora Jon Rahm?
-Creo que tiene dos grandes puntos fuertes. El primero es que nunca se rinde. Lo mostró en el World Championship Dell Technologies Match Play, yendo cinco hoyos abajo final y llegando hasta el último hoyo con la oportunidad de ganar. La segunda virtud, es que no tiene ninguna gran debilidad y eso es uno de los puntos más fuertes que puede haber.
¿Qué pensó cuando vio al golfista de Barrika jugar por primera vez a golf?
-La primera vez que le vi pensaba que era un buen jugador, pero sin llegar a ser un jugador genial. Después de verle en durante los dos primeros años de la universidad, me di cuenta que se convertiría en un exitoso golfista dentro del PGA Tour. Un profesional capaz de jugar en el circuito americano durante diez, quince o veinte años, sin ningún problema.
Aunque también es cierto que llegó a tener dudas en los primeros meses debido a los problemas de adaptación.
-Sí, cuando llegó a Estados Unidos, a la universidad, su golf no era el mejor y su inglés no era muy bueno. Esos dos puntos eran clave para adaptarse al nivel que hay en una universidad de Estados Unidos. Pasaron dos meses y no estaba convencido de que Jon sería capaz de superar la universidad. Pero cambió rápidamente, su golf empezó a ser mejor, también su inglés y empezó a hacerlo muy bien.
Otra vez más sale a relucir esa virtud del vizcaíno: nunca se rinde.
-Así es. Se centró en los estudios, en aprender inglés y nunca se rindió en su camino hacia el éxito.
¿Cómo fue entrenar al golfista vizcaino en la universidad Arizona State?
-Jon Rahm tuvo un grandísimo instructor del golf como Eduardo Cellas. Eduardo hizo un trabajo enorme enseñándole. No solo desarrolló cosas como el swing, también le enseñó cómo jugar a golf. Personalmente, yo no hice demasiado a la hora de formarle, le deje mantener su juego, su swing, porque conocía muy bien lo que era jugar al golf.
En su etapa en España, Rahm vivió algún que otro incidente por culpa de su temperamento. ¿Tuvo que tratar con ese fuerte carácter?
-Al principio sí, aunque no duró mucho. Después de un torneo tuvimos un pequeño problema, pero a partir de ahí no hubo ningún incidente más en los próximos cuatro años.
Las escaleras del estadio de Arizona State le ayudaron a limar ese temperamento.
-(Risas). Una vez sí que tuvo que correr por las escaleras del estadio como castigo. Le tocó correr bastante por ahí esa vez.
En solamente un año Rahm ha cambiado su vida completamente. La atención que recibe desde todos los rincones del mundo ha crecido exponencialmente. ¿Considera que todo esto le puede afectar en su progresión profesional?
-Creo que puede soportar bien está presión. Jon seguirá enfocándose en su juego y no en lo que dicen los medios y ese tipo de cosas. Continuará centrado en el golf y tratando de ser mejor cada día.
¿Dónde percibe que está el límite de Jon Rahm? ¿Hasta dónde cree que puede llegar?
-No creo que conozcamos todavía donde está el límite de Jon Rahm. Creo que sus límites son desconocidos, pero creo que puede mostrar al mundo la habilidad que tiene para ser un golfista de clase mundial.
Rahm siempre ha dicho que su objetivo es ser el golfista más grande de la historia. ¿Es demasiado ambicioso?
-Creo que nunca hay que ponerse topes y en el mundo del golf hay que tener una mentalidad positiva. Para Rahm, decir que quiere ser uno de los mejores golfistas del mundo, es un reto posible, no sabemos todavía hasta dónde puede llegar.