Bilbao - Las empresas de pelota a mano vuelven a contar con sus emblemas para dar el primer estoque a las semifinales. El frontón Labrit de Iruñea y el Astelena de Eibar abren, a partir de hoy, las tres semanas de liguilla previa a la final del Parejas, prevista para el 9 de abril en el frontón Bizkaia de Bilbao. Irribarria-Rezusta aterrizan con la vitola de líderes con puño de hierro y el resto de combinaciones asoman como los mejores en un segundo vagón igualado en el que la irregularidad ha sido una constante. Aun así, a apenas tres brazadas de la pelea por la txapela, la consistencia anterior no cuenta para nada, tal y como revelan todos los contendientes, y cualquier accidente es una rémora importante. Los estados de ánimo y juego son fundamentales.

Los zurdos de Aspe han rendido bien en toda la liguilla de cuartos de final, en la que alcanzaron la victoria en doce de las catorce jornadas. Sus dos únicas derrotas vienen de las mismas manos: Bengoetxea VI-Larunbe, vecinos en la liguilla. La propuesta de músculo ha cuajado con un material que se adapta al cien por cien a sus características. Iker Irribarria ha remado a favor de obra en gran parte de los encuentros, merced al tajo de Beñat Rezusta, el mejor zaguero del campeonato, que le ha facilitado mucho el trabajo. Aun así, en últimas citas ha encontrado un menor rango de errores en el remate, lo que les eleva aún más. El de Arama está en buen momento.

Si bien la solidez ha sido una constante en su hoja de ruta, las debilidades les llegan cuando no abren tantas distancias con el golpe o encuentran un frontón de suelo rápido. El dueto formado por Urrutikoetxea-Imaz les metió en problemas con pelotas más tranquilas, con las que al delantero le cuesta encontrar los huecos cerca del frontis. Bengoetxea VI-Larunbe, por su parte, en dos grandes actuaciones globales, se impusieron entre la sorpresa de Tolosa y el suelo de Hendaia, más rápido, que se atraganta a pegadores. Son los rivales a batir.

La historia de Olaizola II-Untoria se divide en tres capítulos: solidez, caída y resurrección. En esas tres partes, la figura del najerino ha sido el termómetro. Aimar y Álvaro se metieron en las semifinales con dos actuaciones de mérito en las últimas dos jornadas, después de caer ante Urrutikoetxea-Imaz y ver las cosas muy negras. En aquel encuentro, pintaron bastos para el riojano, que fue capaz de reponerse. “Untoria está en su mejor versión”, certifica Olaizola II. Es el único zaguero no pegador de los cuatro en liza, pero lo suple con trabajo. De todos modos, después de varias semanas de bache, ante Merino II y Albisu asomó con golpe, chispa y el kilometraje intacto.

Asimismo, Aimar Olaizola parece instalado en un estado físico fenomenal. Tiene chispa y con el sotamano desatasca los partidos. En defensa, asume responsabilidades y cuesta meterle el tanto. A todo hay que sumar una zurda de videojuego, que funciona como un reloj.

Con estos mimbres, Olaizola II-Untoria tienen mucho peligro y son ambiciosos. No se conforman con las semifinales y apuntan hacia adelante.

A mitad de semana contaba Oinatz Bengoetxea que, al inicio, a Mikel Larunbe, su compañero en los cuadros largos, se le notaban las costuras de ser un debutante, que le había costado “amoldarse” al juego plúmbeo de un Parejas de Primera, que se caracteriza por ser serio y un tratado de solvencia y seguridad.

Aun así, las sensaciones del galdakoztarra han sido buenas en casi toda la primera fase. Apenas dos partidos bajos se observan en su hoja de ruta. Quizás no asoma como un pegador típico, pero sí que alarga mucho el pelotazo. En cada compromiso ha crecido un poco, lo que le ha echo ascender peldaños en el escalafón de guardaespaldas de su empresa. En 2016 y 2015 jugó sendas finales del Parejas de Segunda, pero no sacó el título.

Su buena sintonía con Bengoetxea VI es patente. El actual campeón del Cuatro y Medio está con chispa, físicamente muy fino y tiene mucho veneno. Su forma de entender la pelota, como un continuo enredo, y sus virtudes técnicas fueron las que derrotaron a los líderes, que solo hincaron la rodilla ante ellos en los dos encuentros.

En la parrilla de salida, Danel Elezkano y José Javier Zabaleta se erigieron como un dueto bonito para ver y tremendamente compensado. Después, con el paso de las semanas, las sensaciones fueron una montaña rusa. Si bien los problemas físicos del vizcaíno -que tuvo que parar por una lesión de tobillo y problemas en la mano izquierda- pusieron el gato a sus ambiciones, la falta de un camino recto por parte del pegador alumbra dudas con respecto a su desempeño.

No obstante, la virtud de Zabaleta y su golpe es una variable a tener muy en cuenta, puesto que marca la diferencia si puede. El pelotazo del de Sakana es violento y estilísticamente perfecto. La cuestión es que encuentre la sobriedad. Es el alma del dueto y su brillo empuja a un delantero rematador, que no rompe por el golpe pero sí por su imaginación y dotes de arquitecto.

En la liguilla de cuartos alternaron versiones y dos caras de una moneda. La regularidad ahora solo sirve para tres partidos y en un sprint pueden marcar diferencias. Tienen peligro.