Hartford - En la noche del pasado 13 de febrero llovieron billetes falsos de 100 dólares desde el techo del Gampel Pavilion. En ellos, el retrato de Benjamin Franklin había sido sustituido por el de Geno Auriemma, el mítico entrenador de las Huskies de Connecticut, toda una leyenda del baloncesto femenino con once títulos de la NCAA y tres oros olímpicos en su palmarés que acababa de liderar, con el triunfo ante South Carolina (66-55), otra gesta, una de esas barreras tan rotundas como redondas: alcanzar 100 victorias consecutivas, algo sin parangón en la historia del deporte de la canasta. En la grada, 10.167 personas, lleno absoluto, disfrutaron de un nuevo logro de un programa universitario que ha convertido la victoria en un hábito, en pura monotonía. A día de hoy acumulan ya 107 seguidas después de adjudicarse el lunes el título de la conferencia AAC tras ganar sus tres partidos por 48, 22 y 56 puntos. Una barbaridad. En la final ante South Florida, Katie Lou Samuelson, una de sus estrellas, firmó un extraordinario 10 de 10 en triples para colocar otra guinda a un curso en el que su gran objetivo, el torneo final de la NCAA, arrancará el 17 de este mes.

Para poner en perspectiva la dimensión de la racha de las Huskies, basta con recordar que en categoría universitaria masculina el mayor número de triunfos seguidos corresponde a aquellos míticos UCLA Bruins guiados desde el banquillo por John Wooden y con Bill Walton como principal faro, que entre 1971 y 1974 dejaron la plusmarca en 88. En la NBA, Los Angeles Lakers del curso 1971-72 firmaron 33 victorias consecutivas, cinco más que las conquistadas por los Golden State Warriors entre el final de la campaña 2014-15 y el arranque de la 2015-16. Pero es que Connecticut contaba con anterioridad con otras dos impresionantes rachas triunfales: de 70 entre 2001 y 2003 y de 90 desde 2008 hasta 2010.

El nexo de unión entre todas las eras triunfales de las Huskies no es otro que Geno Auriemma, un inmigrante nacido en Italia que en 1985, sin ninguna experiencia como primer entrenador universitario, llegó a un programa que en toda su historia solo contaba con un ejercicio con más triunfos que derrotas para revolucionarlo. En su segundo curso, firmó su primera campaña victoriosa, en el cuarto llevó al equipo a su estreno en el torneo final de la NCAA y en el décimo lo hizo campeón por primera vez. Desde el año 2000, las Huskies han sumado diez títulos más, hasta el punto de que sus derrotas se han convertido en noticia. Desde su desembarco en Storrs, localidad en la que se ubica el campus de Connecticut, Auriemma acumula 987 victorias por solo 134 derrotas (88,6%). En las últimas nueve campañas, ha caído solo en doce ocasiones. Impresionante.

Infinidad de estrellas Durante buena parte de sus 32 campañas como técnico de los Huskies, Auriemma vivió una intensa rivalidad con las Tennessee Lady Volunteers de la ya fallecida Pat Summitt, al tiempo que ha desarrollado a muchas de las grandes estrellas del firmamento del baloncesto femenino, desde Rebecca Lobo a Maya Moore pasando por Sue Bird, Swin Cash, Diana Taurasi, Tina Charles o Breanna Stewart. El efecto llamada de los éxitos de Connecticut es tal que muchas de las estrellas de instituto no se lo piensan cuando se les presenta la oportunidad de jugar para Auriemma, sabedoras de su fama de gran pulidor de diamantes en bruto. Como muestra, un hecho insólito: las tres primeras jugadoras seleccionadas en el último draft de la NBA femenina (Stewart, Moriah Jefferson y Morgan Tuck) habían salido de las Huskies.

17 de noviembre de 2014. Ese fue el último día (ante Stanford, a domicilio y en la prórroga) que las Huskies perdieron un partido (hasta esa derrota llevaban 47 triunfos seguidos). Desde entonces, de sus 107 triunfos seguidos solo tres han sido por menos de diez puntos. Ni el hecho de perder a sus tres mejores jugadoras ni su exigente calendario han mermado a un equipo que, según The New York Times, ha llevado “el concepto del dominio deportivo a su máxima expresión”. Eso sí, Auriemma ya advirtió la noche de la victoria número 100 que aquello no era más que “una distracción”, que lo importante era buscar el quinto título de la NCAA seguido. Y para picar a sus jugadoras, un peculiar mensaje: “En esta racha solo habéis sido las que habéis dado el último relevo. El récord solo es vuestro en parte; el título os correspondería al 100%”. Notre Dame, Baylor, South Carolina y Stanford serán algunos de sus principales contrincantes en el Gran Baile de marzo.