La edición de imágenes es un gran avance brindado por las nuevas tecnologías, que hoy por hoy permiten incluso revivir a actores fallecidos para seguir contando con ellos en los largometrajes, aunque esto no quede exento de polémicas sobre derechos de imagen. El caso es que la posibilidad está ahí, existe. Pero luego están personas como El Pequeño Nicolás, que hacen uso de las prestaciones que ofrece la tecnología para falsificar documentos y beneficiarse del uso de los mismos. Esto es precisamente lo que ha hecho una pareja india. Un caso que ha dado la vuelta al mundo.

Dinesh y Tarakeshwari Rathod ansiaban fama. Les dio por el alpinismo. Querían instalar sus nombres en los anales de la historia. Contaban con el hecho de ser una pareja. El tinte romántico, la inusualidad, ya la tenían. Faltaba la gesta a la que solaparse. Entonces señalaron al Everest, la madre de todas las montañas, la azotea del planeta Tierra. Procedentes de India, ninguna pareja del país que es meta de la Ruta de las Especias había contado con una pareja tocando el techo del Himalaya. Esa sería la hazaña, inédita, bella con un amor de por medio. Un cuento de hadas.

Así, el pasado 23 de mayo hollaron la cima del Everest; el 5 de junio lo proclamaron públicamente a los cuatro vientos. En la rueda de prensa, orgullosos, mostraron los certificados expedidos por autoridades nepalíes que acreditaban la cumbre y, he aquí el talón de Aquiles del fraude, fotografías de la expedición. Estas levantaron polvareda. Como también lo hizo el tiempo transcurrido entre la supuesta pisada en la cumbre y el anuncio oficial de la misma, lo que desmintieron los Rathod alegando que Tarakeshwari había permanecido hospitalizada y recuperándose de una pulmonía que sufrió durante el descenso. De ahí la tardanza.

Resulta que los Rathod tuvieron la genial idea de apoderarse de fotografías de un compatriota, Satyarup Siddhanta, como base para un fotomontaje que acreditase su ascensión. En una concretamente cambiaron el rostro de Siddhanta por el de Tarakeshwari y añadieron a la imagen una bandera de su país. En el burdo trabajo añadieron algún que otro detalle, como unos nuevos guantes y un cielo azulado. Nada que Photoshop no permita, nada que un ordenador y un programa de edición de imagen de uso doméstico no dejen hacer con apenas esfuerzo y conocimientos.

habla el autor de las fotos “¡Esto es increíble! Cogieron mis fotografías e hicieron con Photoshop su imagen de cumbre... Y consiguieron certificados también... ¿Adónde va el alpinismo? Estoy colgando fotos que me han robado... Echad un vistazo. Vergüenza por los oficiales de Pune (lugar de procedencia de los Rathod y donde ejercían de policías)”, denunció en Facebook Siddhanta. Por supuesto, en India la hazaña de la pareja gozó de gran repercusión mediática. Las imágenes tuvieron hospedaje en todos los medios de comunicación; Siddhanta debía estar ciego para no verlas. Además, otros ocho alpinistas del lugar de procedencia de la pareja, el estado indio de Maharashtra, presentaron una denuncia ante la Policía de Pune, cuerpo del que formaban parte los Rathod, porque la pareja, durante su estancia en las faldas del Everest, vestía ropa diferente a la que aparece en las fotografías de la cima. Extraño porque los bártulos son contados en estas expediciones en las que el peso encarece el precio y el esfuerzo.

Las fuerzas de seguridad tomaron cartas en el asunto y la investigación trascendió gubernamentalmente. Paralelamente, las autoridades nepalíes iniciaron otras pesquisas. Y es que podía haber cómplices en la mentira de los Rathod. De hecho, para certificar una cima es necesario presentar imágenes que acrediten la misma, aunque también se puede obtener la veracidad de la ascensión mediante la palabra del jefe de expedición. En este caso, la agencia Makalu Adventure Treks fue la que acreditó la cumbre, con las imágenes falsificadas incluidas en el documento -“No hay duda de que llegaron a la cima”, reza el mismo-, por lo que se ha visto salpicada, como también se han visto cuestionados los dos sherpas que supuestamente acompañaron a los Rathod, así como el jefe de enlace, que es quien atestigua el ascenso.

A este último no se le preguntó al respecto porque se sospecha que ni siquiera estuvo en la montaña y los sherpas, llamados Fursemba y Furba, permanecieron desaparecidos hasta que, meses después, arrojaron luz a la cuestión. Según ellos, los Rathod ni siquiera alcanzaron el Campo 1 del Everest. O sea, no sobrepasaron la cota de los 6.000 metros.

Desmontado el fraude de los Rathod, han llegado las consecuencias. La pareja ha perdido su trabajo en la Policía de Pune y tiene prohibido entrar en Nepal durante diez años. Además, Makalu Adventure, por su complicidad, se quedó sin los 4.000 dólares que hay que depositar al Gobierno nepalí como fianza y que se devuelven cuando los expedicionarios entregan la cantidad de basura obligatoria que hay que recoger de la montaña durante la ascensión. Y es que el Gobierno nepalí solo contempla en sus leyes una multa máxima de 230 dólares para estos hechos. La pregunta es: ¿por qué se molestaron los Rathod en viajar cuando pudieron orquestarlo todo desde el sofá de casa? Unas horas más de esmero con el Photoshop quizá hubieran bastado.