Al Faraón se le ha antojado una nueva pirámide en Vitoria. Transformar Mendizorroza en un recinto con capacidad para 32.000 espectadores. Como el Buesa, queda muy bonito y vanguardista y luego podremos discutir si es necesario. Lo que le asombra a uno es la ligereza con la que Querejeta vende las mismas milongas para justificar esta nueva ampliación después de que una por una hayan quedado desmontadas con el recinto de Zurbano. En una entrevista en El Correo se podían leer las mismas fábulas sobre desarrollismo económico. Primera: un recinto para usarse los 365 días del año. Segunda: atraer eventos y conciertos. Y tercera: dinamizar sectores como el turismo y la hostelería. Lo de los eventos y conciertos te lo tienes que tomar a risa después de ver que el flamante Buesa lo máximo que ha acaparado han sido giras internas de Melendis o Malús y todavía no se ha conseguido la icónica Final Four. Un tipo de artistas que se atraían con el antiguo Buesa. Por el camino se han perdido citas como el Mundial de España de 2014, que fue al BEC.

Aquí el problema no tiene tanto que ver con los recintos como que con Vitoria no está posicionada a nivel internacional para atraer conciertos realmente top. Ni siquiera el manido tema de las plazas hoteleras es tan crucial teniendo en cuenta las infraestructuras modernas y el cambio en los hábitos de viajar. Cualquier promotora va a seguir apostando por un Bilbao mucho más cosmopolita y conocido en el mundo, con un estadio más grande e igual de bien comunicada antes que por Vitoria.

Con la propia Final Four de la Euroliga pasa un poco lo mismo. No es una cuestión de pabellón, sino de geopolítica. Como también es una estupidez que suena bien lo de los 365 días del año de uso (¿y qué pasa con los años bisiestos?). Supongo que aquí contará el bar con vistas al campo que podría tener el nuevo estadio, pero ahí solo se beneficiará quien tenga subcontratado el local. ¿Adivinan quién? Que no hay tantas empresas o marcas que vayan a hacer sus presentaciones en el nuevo Mendizorroza. No hay que irse muy lejos para darse cuenta de que, al menos en una ciudad como Vitoria, estos recintos deportivos siguen siendo casi exclusivamente utilizados para la actividad para la que se concibieron. Ahí está el ejemplo del Buesa Arena y el de la Nueva Plaza de Toros. Y ahora ya no va a haber ni toros. La última línea maestra del pensamiento económico Kerejesiano (turismo y hostelería) corresponde al limbo de números y auditorías que luego llevan a la prensa más blanca a hablar de no sé cuántos millones de euros de impacto en las copas del Rey y tal...

la volatilidad del fútbol Fábulas aparte, ahora podemos hablar sobre si hace falta o no ampliar en 12.000 plazas Mendizorroza y qué sería necesario para mantener unos ratios de afluencia aceptables (25k+). Parece evidente que no sería suficiente con regresar después de diez años a LaLiga y estar haciendo una enorme temporada. Aunque el club está en una situación inmejorable a nivel deportivo, social e institucional, la volatilidad y competencia del fútbol es mucho mayor que la del baloncesto, donde Baskonia se ha podido asegurar una década en una Euroliga cerrada. En la devaluada ACB cuenta con la garantía de estar siempre en las eliminatorias por el título.

Con la diferente idiosincrasia de ambos clubes, a todos se nos va la cabeza a soñar en ser un Villarreal, con la vitola de histórico, matiz importante. Pero a nivel resultados y crecimiento institucional y deportivo, es el espejo en el que mirarse. Con un potencial demográfico mucho mayor, cuadraría para Vitoria un estadio de 32.000 espectadores. Ahora hay que salir ahí fuera, estar siempre en Europa, a veces en Champions, jugar unas semifinales (ay, Riquelme), convertirte en un clásico moderno de Primera División y sobrevivir a un descenso de categoría cuando parecía que ya eras uno más de la élite volviendo al año siguiente. Si el nuevo estadio trae aparejado este compromiso con la excelencia, con la creación de una estructura de fútbol y con pensar deportivamente a lo grande, bienvenido sea. Porque será la única manera de ver esas gradas llenas. Porque a los Rolling? a los Rolling ya no llegamos y para Melendi tenemos de sobra. Y dicho todo esto, YO DIGO SÍ AL NUEVO MENDIZORROZA. Pero no nos mientas otra vez, Josean..