Bilbao - “El problema para desarrollar más el ciclocross ha sido el dinero”, determina sin ambages Juan Mari Zurinaga, que organiza el ciclocross de Igorre, desde hace cuatro décadas impulsado por la Arratiako Ziklista Elkartea, tractor del ciclismo en el valle. En ese tiempo, que ha transcurrido como los fotogramas de una película a cámara rápida, Zurinaga estima que el presupuesto marca la senda. “Hace dos o tres años, con la crisis, fue peor. Ahora estamos un poquito mejor”, desliza Zurinaga. Ese “pequeño” repunte se debe al vínculo establecido entre Ametzaga de Zuia, Asteasu e Igorre, tres los vértices que han cuadrado la Challenge Euskadi-Basque Country, competición soldada por la aportación económica del Gobierno Vasco. “Han apostado por el ciclocross y es de agradecer”, expone Zurinaga, convencido de que el próximo año, la Challenge crecerá.

“No pasarán a ser ocho o nueve carreras, pero posiblemente seamos seis o siete. Hay otras organizaciones que han mostrado su interés en sumarse a este proyecto. Nuestra idea no es crecer rápido. La idea es echar raíces para asentarse y crecer fuerte”.

Fortalecidos por la unión de las tres pruebas, la Challenge vasca pretende ejercer de imán para internacionalizar las carreras y seducir a corredores con impacto, como Lars Boom, principal reclamo durante esta semana de ciclocross que contabiliza Asteasu, hoy, Elorrio, el sábado e Igorre, el domingo, después de la apertura de la Challenge Euskadi-Basque Country el pasado domingo en Ametzaga de Zuia. “Los chavales de aquí suelen ir a medirse a Bélgica, con esta competición queremos darle un aire internacional, hacer las carreras más atractivas, para que compitan contra los ciclistas extranjeros en casa y no les cueste tanto dinero”. Sabe de lo que habla Juan Mari Zurinaga, rector del ciclocroos de Igorre, parada y fonda durante años del calendario internacional de la especialidad.

Después llegó el colmillo torcido de crisis y se retiró el dinero, que suele protegerse en la madriguera del miedo. Los organizadores combatieron con imaginación, altruismo, tajo y dedicación esa realidad. “Nunca ha faltado el trabajo de los voluntarios. La gente se ha volcado”, cuenta con orgullo Juan Mari Zurinaga, que ya ha repasado el circuito del próximo domingo.