Hola Sergio: el otro día recordé que eres miembro del Deportivo Alavés. El equipo va tan bien en los últimos tiempos que uno no se para a pensar qué es de aquellos jugadores que un día fueron prometedores. La culpa de acordarme de ti fue la peña del Glorioso que fuiste a inaugurar, vamos que fue algo que nada tiene que ver con lo que haces en la vida, que es jugar al fútbol. Pero, ¿cómo se puede jugar al fútbol? si no juegas al fútbol? Todavía no has debutado esta temporada y parece bastante evidente que este equipo no te necesita. Como tampoco lo hizo el que subió. Entiendo que tu ilusión vital es triunfar en el Alavés, pero creo que cada día que pasas dentro de este club estás más lejos de ese sueño. No quiero que nadie interprete esto como un ataque a la estructura o como una denuncia de que aquí no se dan oportunidades a los chavales de la casa. Estoy seguro de que tú no estás tirando por ahí a la hora de analizar tu situación. Pensando en tu caso, recordé unas palabras de Isco de hace un par de meses en las que venía a decir que algo estaba haciendo mal él cuando no había sido indiscutible con nadie; ni con Ancelotti, ni con Benítez, ni con Zidane... Si lo piensas bien, es exactamente lo mismo que te ha pasado a ti desde que eres profesional, pero de manera mucho más exagerada. Contaste muy poco para Alberto, menos para Bordalás y absolutamente nada para Pellegrino. Y son tres entrenadores a los que se les puede discutir poco en cuanto a gestión de personal y resultados. Los dos primeros cumplieron los objetivos y tu actual jefe os tiene enchufados. Enhorabuena por la parte que te toca. Seguramente ninguno de ellos sea del perfil que más te beneficie por tus cualidades, pero eso ni por un minuto puede ser una excusa a estas alturas de la película, con casi 24 años. Siempre he pensado que eres un jugador fino, con talento, inteligencia sobre el campo y buen ritmo de juego. En el fondo son intuiciones porque es imposible para el espectador externo saber ante qué futbolista estamos. ¿Tú sabes cuál es tu sitio en el fútbol, Sergio? Yo la verdad es que no sabría decirlo porque no te hemos visto ahí fuera lo suficiente. No ha habido una muestra decente para determinar si eres un jugador de Segunda B, Segunda o Primera División. Y eso es algo que tienes que empezar a descubrir, aun a riesgo de pegártela. Y debes hacerlo pronto. Ahí tienes un buen ejemplo de aprender a base de tortas, de sobreponerse a todos los prejuicios y de ganarse el respeto de todo el mundo: tu capitán Manu García, uno de los tipos más menospreciados que recuerdo. De él se decía que no valía para Segunda B, que poco menos que no estaba ni para jugar en el barrio. Luego que a dónde ibas con Manu en Segunda si querías subir. Al final, obviamente, acabarán teniendo razón. Lo que está claro es que fue un tipo sin miedo a probarse en el mundo real. No digo que tú lo tengas. Pero tienes que salir ya de esta zona de confort, buscar un buen destino, un entrenador que creas que comulga con el tipo de futbolista que eres e intentarlo. Regresar al Alavés ya hecho como futbolista no tiene que ser el fin de salir, simplemente es una cosa que te debes a ti mismo.
la decisión es solo tuya Pero si volvemos al ejemplo de Manu, ese camino por los suburbios del fútbol fue lo que le permitió bajar de la General y convertirse en leyenda del Glorioso. Supongo que tiene que ser muy difícil dar ese paso al costado, bajar un escalón, cuando has conseguido llegar a Primera y más en el equipo de tu corazón. No sé si esto se puede considerar llegar, por otra parte, pero esa respuesta solo la conoces tú y a uno mismo nunca se le puede engañar. Es una putada.
DJ Mbenga fue un jugador de los Lakers que llegó a la NBA en los tiempos oscuros en los que los que cualquier tarugo de más de 2.10 hacía carrera sin saber jugar de espaldas, pasar, ni tirar a canasta. Jugaba unos tres minutos por partido y un periodista le dijo que por qué no se iba a Europa, donde podría ser importante y ganar incluso más dinero (algo muy dudoso, sobre todo lo primero). Le respondió que le gustaba estar en los Lakers y vivir en Los Ángeles. A mí también me habría gustado. Ahora está en Filipinas y no sé por qué te cuento esto.Un abrazo