parís - Andy Murray no quiere bajarse de la ola y ayer, liberado de la presión que suponía alcanzar el número 1 del mundo, sumó a su palmarés el título de París-Bercy, el decimocuarto Masters 1000 de su carrera y su octavo triunfo en 2016, su año más productivo: Roma, Queen’s, Wimbledon, Juegos de Río, Pekín, Shanghai, Viena y París-Bercy. No será oficial hasta hoy, pero el escocés honró su novedosa posición al frente del tenis mundial y coronó este momento y, como él ha reconocido, el mejor nivel de tenis de su vida con una victoria lógica, pero sufrida, ante el estadounidense John Isner: 6-3, 6-7 y 6-4 tras dos horas y cuarto.
El de Carolina del Norte, que nunca ha ganado a Murray, llevaba mucho tiempo alejado del primer plano y quiso apoyarse en su servicio para llegar con opciones al final, algo que consiguió. Murray debía aprovechar las pocas opciones que le iba a dejar Isner. Tuvo cuatro oportunidades de break y hizo buenas dos, un en cada set. El de Dunblane cerró a cal y canto su servicio, sin perderlo en ninguna ocasión, y selló un triunfo que le confirma como el tenista del momento.
Andy Murray lleva este año 74 victorias y 9 derrotas, no pierde en el circuito desde los cuartos de final del US Open ante Kei Nishikori y llegará como gran favorito a las Finales ATP de Londres que comenzarán el domingo. En casa tendrá la oportunidad de poner broche a una campaña casi insuperable en el que el codo de Djokovic, la muñeca de Nadal y las rodillas y la espalda de Federer le han puesto en el centro del circuito. El escocés, más maduro y fuerte mentalmente, ha soportado esa presión para alcanzar la cima a los 29 años.
Junto a él, estarán en el O2 Arena de Londres Djokovic, Wawrinka, Nishikori, Monfils, Thiem, Cilic y Raonic, aunque este último es duda tras retirarse en París. Si el canadiense es baja, entrará Berdych. Será la primera vez desde 2001 que en el torneo de los mejores no están Federer, seis veces campeón, y Nadal, al que nunca se le ha dado bien. Djokovic lo ganó las cuatro ediciones anteriores, pero el serbio sació su apetito competitivo después de llevarse su primer Roland Garros, su gran objetivo de la temporada y lleva unos meses con su tenis apagado. Andy Murray ha trepado por la escalera y todos sus rivales lo han celebrado porque sienten que se ha hecho justicia con un jugador que ha estado mucho tiempo a la sombra del Big Three.