Tenerife - Recorrer los 30 kilómetros de distancia desde el nivel del mar desde la playa del Socorro en el municipio tinerfeño de Realejos hasta los 3.718 metros de altitud en la cumbre del Teide era el reto que se había fijado la organización Montes Solidarios para facilitar el primer contacto de la vitoriana Silvia Apodaka con la montaña y de la que nunca había podido disfrutar por la discapacidad que padece. Conocedor de esta ilusión, Montes Solidarios respondió con esta iniciativa al lema de Cumplir sueños sobre el que gira la actividad de este colectivo de aficionados al deporte y la montaña que disfrutan “haciendo del monte una actividad inclusiva y llenando ese vacío existente entre la discapacidad y la montaña”, explicaba hacía unas semanas el presidente de la agrupación, Josu Vázquez, durante la presentación un proyecto “grandioso” como era la ascensión de la cima del volcán tinerfeño junto a la joven alavesa.
Pues bien, el sueño de Silvia no pudo ser. Y tendrá que esperar. Porque los 30 kilómetros que separan la playa de Los Realejos y la cumbre del Teide, y que el grupo calculaba en la previa poder terminar en unas 14 horas, terminaron por atragantarse el pasado domingo después de una jornada durísima que comenzó de madrugada. “Las manos mojadas en la playa del Socorro comenzando una gran aventura. Un recorrido tremendamente duro con rampas patinosas, empedradas, duras y peligrosas para la silla de Silvia”, recordaba ayer Montes Solidario en un post publicado en su muro de Facebook. “Un amanecer único con una visión casi mágica del Teide despejado. Nuevos senderos técnicos de bajada, poniendo a los componentes de la expedición en completa concentración. Subidas imposibles sobre piedras menudas, donde se hundían los pies y complicaba la tracción”, abundaban hasta que llegó el “cambio brusco” del tiempo con rachas que se acercaron a los 60 kilómetros por hora, nieve y alta nubosidad. En ese contexto, siguiendo las pautas lógicas de seguridad y aconsejados por los guías locales, la expedición decidió darse la vuelta a los 3.000 metros de altura a falta de solo 4,5 km. para hacer cumbre. “Han sido 25 kilómetros de subida sin descanso, con 3.000 metros de desnivel positivo, seis kilómetros de bajada y una tremenda satisfacción por haber hecho historia con un reto único e inclusivo. Ahora recapacitar, descansar y pensar ya en el siguiente”, concluyó el comunicado del colectivo.