Duración: 38:20 minutos de juego.
Saques: 4 de Bengoetxea (tantos 4, 5, 13 y 19).
Faltas de saque: 1 de Ezkurdia.
Pelotazos: 172 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 11 de Bengoetxea VI y 4 de Ezkurdia.
Errores: 2 de Bengoetxea VI y 6 de Ezkurdia.
Marcador: 2-0, 2-1, 3-1, 6-2, 7-2, 7-3, 8-4, 21-5 y 22-6.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Rubén Beloki (con Oinatz Bengoetxea) y Juan Martínez de Irujo (con Joseba Ezkurdia).
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 90 a favor de Ezkurdia.
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de la liguilla de cuartos de final del grupo B del Cuatro y Medio de Primera disputado en el frontón Iruñea del Labrit. Buena entrada.
PAMPLONA - Le decían a Joseba Ezkurdia, por el volumen de juego marcado en el duelo ante un tótem como Aimar Olaizola, que partía como ligero favorito ante Oinatz Bengoetxea. Al leitzarra, que había arrollado a Julen Retegi, le observaban desde las tablas de contracancha con mayor recelo. Poco, pero mayor. Pues bien, el puntillero de Asegarce, veterano de peleas de tamaño calado, de partidos a vida o muerte, tardó en quitar la razón a las apuestas lo mismo que dura un caramelo en la puerta de un colegio. Bengoetxea VI, todo galones, todo solvencia, asomó en el Labrit de Iruñea como un manista inteligente y dotadísimo, capaz de generar juego en los boquetes de su contrincante, con ritmo, sin oxígeno. Rutilante.
Le dio la razón Oinatz a su adversario, que esperaba iniciar la contienda a tope y, con el toque de corneta, un partido huracanado. Lo fue, pero solo de un lado. Ezkurdia supo cómo iba a jugar su adversario, lo tenía tatuado en la frente, pero no supo combatirlo. Joseba se vio abrumado, desarmado de la volea, por un rival incontestable. Metió ritmo por el suelo, movió al arbizuarra y, además, puso dominio desde el saque. A Ezkurdia solamente le quedó esperar el vendaval y aguantarlo de la mejor manera posible sin aire. Una papeleta complicada, porque Bengoetxea fue un ciclón y entre los desperfectos no dejó ni siquiera un resquicio a la revolución. Ezkurdia quedó apeado del Cuatro y Medio con un final triste, desnortado, sin oportunidad de sacarse una espina. Inerme. La eliminatoria se diluyó rápido entre los dedos. Las esperanzas de alcanzar las semifinales fueron un rodillo que le dejó tocado, apagado y vencido. Una pena, porque se esperaba más pimienta de un choque desdibujado por la superioridad manifiesta de Bengoetxea.
Y es que fue el leitzarra merecedor de todas las loas. El 22-6 no fue gratuito. No fue el resultado a una serie de desdichas en el pleiteo azul. No. Fue debido a la mejor y mayor adaptación colorada a un duelo a cara de perro. Oinatz escribió el guion y salió de lujo. Fue todo galones. Fue todo un espectáculo su modo de dominar cada palmo de cancha, cada golpe. Fue capaz, además, de restañar con chispa sus propios yerros. Bengoetxea conocía que las costuras del partido pasaban por establecer una red de juego sobre Ezkurdia y la trazó: golpeando a los pies, buscando minas de profundidad, sacando como un látigo y castigando con la sorpresa. El delantero de Leitza ejecutó perfectamente el plan. Lo bordó. Joseba naufragó, porque era incapaz de encontrar los huecos. Siempre que abría, allí estaba Oinatz; si buscaba el pelotazo largo, allí estaba Oinatz. Omnipresente Oinatz. Omnipotente. Demasiado para el arbizuarra.
Con esta demostración de autoridad, de inspiración en el remate y en el desplazamiento, Bengoetxea VI se clasifica para las semifinales del Cuatro y Medio, donde le espera Mikel Urrutikoetxea, actual campeón de la distancia. Todo apunta a que el duelo se celebrará en el Bizkaia de Bilbao, aunque aún no está cerrada la sede de la contienda. Además, el vizcaino y el de Leitza ya compartieron eliminatoria el curso pasado y cerraron el mejor partido de la jaula: una delicia en el Labrit. Además, Oinatz querrá venganza tras caer también en el Cuatro y Medio de San Fermín, donde el de Zaratamo le dejó en nueve.
Inicio leitzarra De este modo, desde el saque empezó a sacar tajada Bengoetxea VI, realmente inspirado.Cruzando, metía a Ezkurdia en problemas con el resto. Su primer tanto vino de un buen gancho. Subió una marcha más y atropelló al arbizuarra en el segundo. El de Sakana no se vino abajo y buscó entrar en el tú a tú. Todo pasaba por restar bien y colocarse a tiempo para no encajar el saque-remate. Lo hizo y lo regó con un cortadón que no pudo llevar el leitzarra (2-1).
Ocurre que, sin aprovechar el saque el joven de Aspe, el pizpireto puntillero, con el ala llena de trabucazos en estas lides, le volvió a aplicar la medicina que tenía preparada: le buscó los pies. El azul, 1,91 metros de potencia pura, no supo recapitular. Le hizo daño. Encajó el 3-1 y, entonces, dos buenos saques, dos zarpazos, ampliaron una renta que no dejó de crecer. El 6-1 fue una obra de arte del leitzarra, que desatascó un tanto que se endurecía con un sotamano de zurda que murió en el ancho después de tocar las dos paredes en una carambola espectacular. El 6-2 fue un saque-remate que dio en la chapa.
Se mostró con vida Ezkurdia hasta el 7-4. Se esperaba más del duelo. Un fallo con la izquierda en la apertura, que murió en las tablas, puso el fin a la emoción. Bengoetxea VI pegó un tirón directo hasta el 21-4, donde expuso su empaque, su explosividad y el daño desde el primer disparo. Brilló. Superado, Joseba quedó barrido, pero se guardó una última carta. Maquillaje. Un gancho fue el primer estertor. Sumó además un saque-remate (21-6). Pero acabó gris, con una falta. El puñetazo en la mesa de Oinatz dejó sordo el Labrit.