Duración: 54:58 minutos de juego.
Saques: 2 de Irribarria (tantos 5 y 11) y 3 de Altuna III (8, 13 y 18).
Pelotazos: 439 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 9 de Irribarria, 1 de Merino II, 12 de Altuna III y 2 de Rezusta.
Errores: 4 de Irribarria, 1 de Merino II, 2 de Altuna III y 1 de Rezusta.
Marcador: 1-1, 2-5, 3-6, 4-9, 5-10, 6-10, 7-11, 8-13, 9-14, 10-15, 14-16, 15-18, 16-21 y 16-22.
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 60 a favor de Altuna III-Rezusta.
Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final de la feria de Aste Nagusia disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao. 400 espectadores.
Bilbao - Jokin Altuna lo tiene. Algunos lo llaman duende, tal y como se dijo ayer en el frontón Bizkaia de Bilbao. Paco de Lucía decía que le llamaban duende, ese término tan mágico, a ensayar todo el día. Al legendario guitarrista le volvía loco Camarón, otro que tal baila. Bien, pues Jokin Altuna, sea lo que sea eso, lo tiene. Y lo tendrá. El delantero de Amezketa sabe leer los partidos, sabe jugarlos, entiende el juego y de los tiras y aflojas. Tiene esa virtud. Es un experto de la lectura en braille, domina con los ojos cerrados, tiene la clarividencia de la que filmaba Kubrick y que antes escribió King. Se antepone a la realidad, haciendo fácil lo difícil. Así, puede exponer, experimentar, explorar. Puede encontrar mejores opciones y, en definitiva, engrandecer la pelota a mano. El duende, ese tótem intangible, se dejó una buena tajada en la localidad guipuzcoana en la que nació la magia de Altuna III y, antes, la de Ekaitz Saralegi, otro fuera de serie en el remate.
Porque hay cosas que vienen en el ADN, que se tienen o no, la pelota es un deporte tan especial. En su, a priori, facilidad para acertar, radica su dificultad. Jokin conoce las variantes de cada uno de los golpes y, sobre todo, tiene clara una cosa: el tanto se hace mandando el cuero a donde no está el rival. Un leit-motiv, con el vestido de lentejuelas de un gancho o el esmóquin de un pelotazo al rebote, disfrazado de lo que sea, que se enraiza en lo más profundo del espectáculo. Altuna III lo tiene.
Le acompañó ayer en la eliminatoria de cuartos de final del torneo Aste Nagusia de Bilbao, en el Bizkaia, un Beñat Rezusta cargado de dinamita en la mano izquierda, un arma de destrucción masiva, que sirvió para dominar a David Merino y eliminar de mayor incidencia a Iker Irribarria. Pero, aun así, el duelo, que pasó por distintos derroteros, se dirimió a gran nivel, multiplicando los aciertos a los errores. Los cuatro se fajaron a buena altura en un inicio con mayúsculas, pero Altuna III, con su regularidad, asomó marcando la diferencia. Fue por cómo entiende mejor que los demás cómo se hace daño y cómo se puede encontrar el hueco. Eso sale de nacimiento. Jokin es pescador de ríos revueltos, el más listo de la clase, el rey en el caos.
Y en el descorche del encuentro, los colorados vivieron su única renta positiva. La puso una parada al txoko de Irribarria, aliñada con una ligera estorbada. Después, Rezusta sacó el machete, la pelota le salía a velocidad endiablada de la zurda, y abrió huecos para que Altuna III percutiera en el txoko. Fue la respuesta y el 1-1. Después, un gancho, dos yerros rivales y un zurdazo para enmarcar del zaguero de Bergara deshilacharon la primera distancia. Por entonces, la dureza asomaba y las pelotas, rápidas, envalentonaban el juego. Se aceleró todo. Los cuatro, a pesar del luminoso, estuvieron bien. No hubo más fallos hasta el 5-10 -en el 4-9 fueron fenomenales las dos alcanzadas de Irribarria a dos ganchos y la de Altuna III a un voleón al ancho- y ya se gestionaban 187 pelotazos de traqueteo. Aun así, Altuna III terminaba los tantos más fácil, mientras que Irribarria, más violento, daba candela, pero le costaba cerrar ante la defensa azul.
Eso se transformó en una constante. Tanto, que el marcador pasó el ecuador con ventajas importantes para Altuna III y Rezusta. Se escaparon 7-13 y 9-15. Después, tras 32 pelotazos para terminar el tanto con una parada al txoko, el campeón del Manomanista personificó la desesperación de enfrentarse a un muro con un suspiro. Lo que a ellos les costaba un mundo, a los azules les parecía fácil. El duende. Cambió de pelota Irribarria a una más botona y el partido pidió pimienta. Se acercaron 14-15.
Y llegó el golpe de gracia tras un gancho bien marcado de Irribarria que besó chapa. Mala suerte. Altuna III terminó los últimos seis tantos de su combinación, siempre leyendo a oscuras, de antemano, sin rehuir el cuerpo a cuerpo. Galones. Acabó el 16-22 con doce tantos, tres saques y dos errores. Sea lo que sea, lo tiene.