río - Un día después de que Simone Biles demostrara que es terrestre, perdiendo el oro por un traspiés y teniéndose que conformar con un amargo bronce, la gimnasta estadounidense volvió a entrar en el Olimpo. Por la puerta grande. Y es que, un día después de sucumbir a la gravedad en la barra de equilibrios, en lo que fue el primer error grave de su carrera, Biles escribió su nombre en los libros de historia al igualar los cuatro oros olímpicos conseguidos en gimnasia, en unos mismos Juegos, que logró la ucraniana Larisa Latynina en Melbourne 1960. Es decir, 56 años ha tenido que esperar este deporte artístico para que se renombraran todos los registros y se volviera a superar la actuación que la afamada Nadia Comaneci consiguió en la cita de Montreal 76.
Y todo porque ayer Biles volvió a colgarse un oro al cuello al vencer en la final de suelo. La estadounidense, la gran sensación de estos Juegos, ejecutó un ejercicio brillante en el aparato en el que más expectación y más aplausos despierta. Así que con cuatro diagonales en la que llevó las dificultades hasta un extremo que tan solo ella sabe -y puede- se diferenció claramente de sus competidoras. Una vez más, la actuación de Biles se caracterizó por darle la vuelta a todo. Girar la gimnasia artística tal y como se conocía para provocar un cambio radical. Porque, sobre el papel, la norteamericana realiza los mismos saltos y piruetas que sus oponentes, pero en la práctica, los diferencia por completo. Así, su mayor logro consiste en incluir los ejercicios en su máxima dificultad. Hacer lo que nadie se atreve cuando nadie lo espera. Y es que Biles finalizó su ejercicio como la mayoría la empieza, con una figura que suele ser el comienzo perfecto de la mayoría de los expertos en este deporte: con un doble mortal con pirueta que dejó sin palabras al pabellón entero. Y que, evidentemente, le colgó el oro al cuello.
De esta forma, Biles logró su quinta medalla en estos Juegos, cuatro oros -en individual, por equipos, salto y suelo- y un bronce, en barra de equilibrios. Y lo consiguió, además de siendo la mejor gimnasta también en la previa, con una puntuación de 15.966, dejando muy por detrás a su compatriota Alexandra Raisman, plata con 15.500 ; y superando más de un punto a la británica Amy Tinkler que con 14.933 luciendo en su marcador personal, se subió al último escalón del podio.