río de janeiro - Marcus Cooper Walz se convirtió ayer en el oro más inesperado de los Juegos de Río. De hecho, fue tan asombroso, que hasta el propio palista se sorprendió. “No esperaba ni luchar por las medallas, esta no era mi mejor distancia pero me dio el venazo y lo intenté. Primero fui el mejor K1 nacional, luego conseguí el pase a los Juegos y ahora he hecho la mejor carrera de mi vida. Ha sido una pasada”, explicó Cooper tras recibir la medalla dorada. De hecho, recibió la plaza para los Juegos de Río de rebote, tras heredarla de un piragüista húngaro que, al clasificarse también para K2, dejó un cupo libre en K1. De esta forma, Cooper, que pensaba en Tokio como escenario de su debut olímpico, se encontró ante la oportunidad de su vida. Y vaya si la aprovechó.
Nacido en Oxford, de padre inglés y madre alemana, el deportista es consciente de que su nombre era, hasta ayer, desconocido para gran parte de la gente. Sin embargo, ya ha logrado entrar en el libro dorado de los Juegos tras conseguir ser el más rápido en el mar brasileño.
Con tan solo 21 años, Cooper arrancó fuerte y protagonizó una gran salida. Quiso liderar la prueba y lo hizo tras pasar por el parcial de 250 metros en segundo lugar. Sin embargo, después, los favoritos comenzaron a hacer su trabajo y subieron una marcha. Así que el palista criado en Mallorca perdió posiciones a mitad de carrera. Marcaba el quinto puesto, un diploma olímpico, hasta que se embarcó en una remontada increíble, sacó a relucir su potencia final y se hizo con el oro. “He salido confiado, tengo muy buen sprint final y he subido cuando tenía que subir. Cuando he llegado he mirado a los lados y he visto que había ganado, ha sido increíble”, reconoció tras morder la gloria olímpica.
el podio Tras la increíble remontada de Cooper, logró entrar en segunda posición el checo Josef Dostal que, con un tiempo de 3:32.145 minutos, se colgó la medalla de plata. Mientras que el ruso Roman Anoshkin (3:33.363) se contentó con el bronce.